El comercio tucumano alertó sobre un escenario de competencia desigual, marcado por la proliferación de negocios no regulados, la venta ambulante, la presión fiscal, los fuertes aumentos de los alquileres y el avance del contrabando. Este contexto, según advirtieron referentes del sector, ejerce una presión creciente sobre los comerciantes locales. Incluso, muchos de ellos “ya están evaluando cruzar de vereda y optar por la informalidad como estrategia de supervivencia”.
“Si no se nivela la cancha, quien sufre este daño terminará pasándose a la informalidad. Hay que ser muy cuidadosos para que eso no suceda”, manifestó el presidente de la Federación Económica de Tucumán (FET), Héctor Viñuales.
El empresario señaló que, si bien no aumentó la cantidad de locales cerrados en el micro y macrocentro de la capital provincial, sí se abrió la discusión sobre el futuro del comercio. En ese sentido, expresó que “la actividad está enfrentando la baja de las ventas con recursos propios, sosteniendo el stock, aplicando promociones y organizando eventos”, entre otros mecanismos.
Presión
La titular de la Cámara de Comercio de San Miguel de Tucumán, Gabriela Coronel, también trazó un diagnóstico sobre el futuro del sector. Subrayó que, entre los principales factores que explican este contexto, la carga impositiva es la que más presiona a los negocios. Por esta razón, reclamó una reforma tributaria que alivie y promueva la competencia leal.
“Al abrir las importaciones, al abrir el mercado, se presenta una competencia desigual en contra de nosotros. Si mi pantalón vale $100.000 y en Shein lo venden a $10.000 con envío gratis, no puedo competir. Hasta yo lo compraría”, admitió.
La comerciante sumó a la lista la actualización de alquileres, que se convirtió en un costo significativo que condiciona la continuidad de un comerciante, sobre todo, aquel que es chico. Aunque los contratos se ajustan trimestralmente según el IPC, al renovarse cada dos años los propietarios imponen aumentos que duplican o triplican el valor anterior.
Dentro de las cuatro avenidas han sido relevados unos 7.500 locales, de acuerdo con la Cámara. En ese marco, hay casos de comerciantes que pasaron de pagar $2,5 millones a $5 millones, y otros que saltaron a $6 millones o más, según el relevamiento privado. En zonas de gran circulación, donde se supone que un local bien ubicado garantizaría ventas, la ecuación no cierra: “El comerciante te dice: ‘Si tengo venta, pago; pero no hay venta’”, relató la dirigente.
“¿Cómo se hace frente a eso? Por ello, se piensa en dejar el local por el costo del alquiler, sacar la mercadería y vender desde una casa (“showroom”). Con todas las herramientas digitales disponibles y la posibilidad de inscribirse como monotributista o responsable inscripto, se puede vender a través de distintas plataformas”, agregó.
Mercado
Solo en el microcentro capitalino hay 35 ferias, además de los locales de El Bajo y los denominados “chinos” que operan con horarios y prácticas que el comercio registrado no puede replicar, según definió Coronel.
“Un local ‘chino’ puede abrir de lunes a lunes, de 9 a 22. Nosotros, si queremos extender media hora, tenemos problemas”, reclamó. Además, el ingreso de productos importados -muchos de ellos a precios imposibles de igualar- termina incidiendo en el comercio local.
Este segmento se caracteriza por la alta rotación en las galerías del microcentro, comercios que no llegan a cumplir dos años y empresas grandes que reducen sus estructuras.
En esa línea, la titular de la Cámara remarcó que “un negocio necesita al menos cinco años para generar rentabilidad”. “Hoy, varios no llegan ni a dos, y hasta las grandes empresas están achicándose”, expresó.