La dificultad para acceder a una casa propia no es sólo un debate económico: influye en las decisiones que toman millones de jóvenes en el mundo. Un estudio reciente de los investigadores Seung Hyeong Lee (Northwestern University) y Younggeun Yoo (Chicago University) indica que la generación nacida en la década de 1990/2000 tiene muchas menos probabilidades de convertirse en propietaria en comparación con la de sus padres, y que esa brecha impulsa la búsqueda de alternativas financieras cada vez más arriesgadas.

La investigación muestra que la relación entre el precio de una vivienda y el ingreso medio en los Estados Unidos aumentó tanto entre 1984 y 2022 que hoy se necesitan casi dos años adicionales de trabajo para comprar el mismo tipo de propiedad.

El informe de las universidades de Northwestern y Chicago describe que los jóvenes con patrimonios inferiores a U$S 300.000 invierten más en criptomonedas que los propietarios con activos similares. Para los investigadores, no se trata de entusiasmo por la tecnología, sino de una apuesta extrema ante la sensación de que el acceso a la vivienda se volvió inalcanzable.

Desánimo, consumo y decisiones que cambian para siempre

El estudio identifica un punto de quiebre psicológico: cuando una persona concluye que no podrá comprar una casa, su comportamiento financiero cambia de manera estructural.

Los datos muestran que los inquilinos desanimados consumen alrededor de un 10% más con tarjetas de crédito que los propietarios con el mismo nivel de activos. También duplican la probabilidad de considerar que “trabajar duro no es importante”, una señal de lo que en el mercado laboral se describe como abandono silencioso.

El mayor interés en criptomonedas aparece entre quienes tienen entre U$S 50.000 y U$S 300.000. Ese grupo queda atrapado en un punto intermedio: demasiado capital para sentirse protegido por redes de asistencia, pero insuficiente para entrar al mercado inmobiliario. Cuando el patrimonio baja de U$S 50.000, directamente dejan de invertir por falta de liquidez.

Un fenómeno que se repite en otros países

Aunque la investigación se centra en los Estados Unidos, encuentra comportamientos similares en Corea del Sur y Japón, donde el costo de la vivienda empuja a los jóvenes a renunciar a planes familiares, proyectos de largo plazo y, en muchos casos, a adoptar perfiles de inversión más riesgosos.

Ambos países registran además altos niveles de adopción cripto, lo que refuerza la relación entre frustración habitacional y la búsqueda de alternativas financieras no tradicionales.