Decenas de países han prometido ayuda para las víctimas del terremoto y tsunami de Japón, pero poco rastro hay de ello en muchos pueblos y ciudades devastados por el desastre.
A medida que las víctimas vuelven a sus hogares, una variedad de ayuda desorganizada y a menudo caótica les espera.
No hay vigilantes alrededor y ningún funcionario oficial está allí mientras las víctimas toman lo que quieren de cientos de cajas. "Todo lo que tenemos es la ropa a nuestras espaldas. Pero nos basta. Nos han mantenido abrigados durante todo esto. "Nos las apañaremos y lo superaremos. Si en un sitio nos ofrecen un poco de arroz para comer, eso es lo que comeremos", dijo Machiko Kawahata, mientras su hija, su nieta y ella misma buscan ropa en un punto de donación en Kamaishi, localidad costera del noreste de Japón.
Las ofertas de ayuda y apoyo han llegado desde decenas de países, incluidos algunos que han prometido equipos de rescate y búsqueda, y ropa y mantas para afrontar las bajas temperaturas que se están registrando en la zona afecta por el terremoto. Se ha prometido más de U$S 10 millones en ayuda económica.
Aunque generosa, esa cifra está muy lejos de la corriente de ayuda que se produjo tras el tsunami de 2004 en el sur y sureste de Asia. En las ocho semanas posteriores al desastre, gobiernos, grupos de ayuda, empresas e individuos prometieron entre U$S 8.000 y U$S 9.000 millones.
También hay una idea de que el orgullo tradicional japonés para gestionar sus asuntos no se adapta fácilmente al hecho de aceptar ayuda extranjera.
Muchos funcionarios oficiales señalan que Japón puede cuidarse solo. "Las tareas de recuperación requieren una gran cantidad de dinero, pero el sector privado japonés tiene muchos fondos", dijo el ministro de Economía de Japón, Kaoru Yosano.
"Los activos domésticos representan 1.400 billones de yenes y la mitad de su efectivo líquido y sus depósitos bancarios. Por supuesto que hay incertidumbre. Mi intuición es que los japoneses, con sus esfuerzos, pueden superarlo", indicó.
Grupos internacionales dicen que han distribuido mantas y medicinas, pero dada la capacidad de Japón para abordar grandes catástrofes, la mayoría de las ONG se están centrando en llegar a zonas remotas o en proporcionar ayuda especializada para los ancianos y niños.