TOKIO / FUKUSHIMA.- Avanza, parece que nada puede detenerla. A pesar de que todos están alerta, nadie -salvo los expertos- puede advertir su presencia. Pero cuando los resultados de los análisis confirman que está ahí (en los alimentos, en el agua, en la leche, en el aire, en el mar), el miedo se potencia y las medidas drásticas aparecen con la intención de proteger a la población. De todos modos, da la impresión de que, hasta ahora, la radiación le viene ganando la carrera a la prevención.
Ayer, el Gobierno de Tokio prohibió que se les de agua corriente de grifo a los bebés. Sucede que se descubrió que en la red de agua municipal de la capital japonesa hay niveles de yodo radiactivo dos veces superior a los límites autorizados para los bebés. Este anuncio sacudió la habitual mesura nipona y empujo a miles de personas a adquirir agua embotellada: pese a que el Gobierno había pedido evitar las compras impulsadas por el pánico, este producto se agotó.
El Gobierno nacional, por su parte, prohibió ayer la comercialización de productos frescos susceptibles de ser contaminados por la radiación. En la prefectura de Fukushima (donde está la central gravemente averiada por el terremoto y el tsunami), un nivel anormal de radiactividad fue detectado en leche cruda, en 11 tipos de verduras y en el agua del mar. Constataciones similares se hicieron en otras tres prefecturas. El primer ministro, Naoto Kan, ordenó la prohibición de la venta de productos procedentes de estas zonas, especialmente espinaca, brócoli, repollo y coliflor.
Y las restricciones no se limitan al consumo interno. Estados Unidos cerró la entrada a su territorio a la leche, a las verduras frescas y a las frutas procedentes de cuatro prefecturas, entre ellas la de Fukushima. En Europa, Francia le pidió a la Comisión Europea que imponga en las fronteras un control sistemático a las importaciones de productos frescos japoneses. Hong Kong también impuso restricciones a las importaciones niponas. Además, 25 embajadas, entre ellas las de Alemania, Suiza y Finlandia, cerraron temporalmente sus puertas en Tokio.
La fuente de los temores
La central nuclear de Fukushima (fuente de casi todos los temores y de la radiación que los alimenta) sigue en estado crítico. Ayer se elevó una columna de humo negro del reactor 3 (el más peligroso, ya que contiene plutonio) y Tepco, la empresa que opera la planta, evacuó al personal. Para colmo no se puede conectar la energía eléctrica a este reactor, lo cual impide encender los equipos de refrigeración e incrementa el peligro de una fusión en el núcleo. (DPA-AFP-NA)