TOKIO, Japón.- Tarde, según algunos, pero seguro. Japón admitió al fin la gravedad de Fukushima, cuya fuga radiactiva, a la que hasta ahora no saben cómo controlar, puede terminar superando la de Chernobyl. El sector crítico con la energía nuclear lo resumió en una frase: "Fukushima es un Chernobyl a cámara lenta".
Poco más después de un mes del terremoto y el tsunami, el Gobierno japonés calificó al accidente como un siete (el máximo de los niveles) en la escala internacional INES. Sólo Chernobyl, en 1986, había alcanzado ese grado, que es el obligado cuando hay "liberación grave de materiales radiactivos con amplios efectos en la salud y el medio ambiente", reprodujo el diario español "El País".
Pese a los intentos de las autoridades niponas por diferenciar a Fukushima de la central soviética, la compañía Tepco -que administra la planta nuclear- admitió: "la fuga radiactiva no ha terminado y nuestra preocupación es que vaya a superar la de Chernobyl". Para peor, nadie garantiza que Japón pueda controlar pronto lo que ocurre en los reactores.
Por su parte, el primer ministro japonés, Naoto Kan, negó que haya ocultado información al respecto. En cambio, pidió que los habitantes no afectados mantengan su vida diaria, compren productos de las zonas castigadas por el tsunami y que persista la unidad para superar la peor crisis que atraviesan desde la Segunda Guerra Mundial. (Especial)