En 1936, la Sociedad Sarmiento, en una impecable edición de 177 páginas con dibujos, imprimió "Leyendas líricas (tríptico)" de Enrique Mario Casella (1891-1948). Tiene interés rescatar el prólogo de este gran músico, que vivió y enseñó en Tucumán durante 34 años. Decía que se trataba de un "nuevo ensayo de teatro lírico argentino". Postulaba obras que "por su espíritu, visibilidad, argumento y música" produjeran "la impresión de la verdadera riqueza que posee nuestra tierra".

Notaba que, hasta el presente, los autores de óperas seguían invariablemente las formas y normas del teatro clásico europeo: empleaban "los mismos cánones de romances, dúos, tercetos y cuartetos y la siempre inexplicable aparición de coros". Decía que tampoco había progresado mucho la técnica escenográfica, y que "la extensión de las obras líricas es motivo siempre de cansancio para el público". Eran cuestiones que había observado largamente.

Presentaba su tríptico ("Chasca", "El Irupé", "El Crespín") bajo otras bases. Las enumeraba: "eliminación de la orquesta y el maestro a la vista del público"; sustitución de la escenografía pintada por proyecciones sobre telas y porcelanas; eliminación de las grandes masas orquestales y corales; eliminación de personajes en gran cantidad, que obligan al público a esfuerzos para distinguirlos; eliminación del verso, para que el músico se exprese "sin las trabas que ofrecen las frases métricas"; brevedad "en la exposición, desarrollo y epílogo".

Finalmente "elección, para los argumentos, de ?leyendas nativas?, que ofrecen mayor campo imaginativo, a la par que educan a las masas sobre topografía, historia, costumbres y regiones".