No debe ser fácil lidiar con el nombre "Roger Federer". Para Del Potro menos todavía, ya que fue el top-ten que más veces enfrentó en el año, siete en total, y contra el que más perdió. El mejor jugador de todos los tiempos se ha convertido en 2012 en una barrera para el tandilense.
Aunque esta especie de karma con el suizo es difícil de superar, Del Potro no lo esquivó en su discurso y hasta lo reconoció. "Me estoy acercando", dijo tras perder en febrero, en Dubai, contra el helvético en tres parciales. Tras esa derrota hubo una más en sets corridos antes del vibrante partido por los cuartos de final en Roland Garros. "Me siento con confianza para tomar las opciones que me dé", decía. Y Roger le dio opciones que aprovechó magníficamente en el primer y segundo set, pero después él le dio chances a Federer, un pecado mortal ante un dios de la raqueta. Después llegaron los Juegos Olímpicos y Del Potro con irreverencia, pero no la suficiente, se le plantó a Federer en el All England Club, el lugar donde se convirtió en leyenda al ser el más ganador de torneos de Grand Slam.
En el ATP 500 de Basilea, Del Potro hizo con precisión lo que había planteado antes de aquel partido en Roland Garros. En la tierra de Federer, con concentración máxima, "Delpo" aprovechó las chances que le dio y tras siete enfrentamientos lo derrotó nuevamente, algo que no sucedía desde 2009.