BUENOS AIRES.- La presidenta Cristina Fernández se volverá a reunir, el viernes con su par de Brasil, Dilma Rousseff, durante la 44 Cumbre de Jefes de Estado del Mercosur, con la idea de mantener el clima de distensión comercial, afectado por las restricciones aplicadas desde principios de año, y proponer una nueva agenda para la región.
Ambas jefas de Estado se encontrarán por segunda vez en menos de 10 días, luego de la bilateral que tuvieron por casi una hora en Los Cardales, en el partido bonaerense de Campana, en ocasión de la cumbre empresaria organizada por la Unión Industrial Argentina (UIA).
Rousseff y Fernández pretenden revitalizar el alicaído proceso de integración regional, bajo una nueva agenda centrada en la integración productiva, y en la necesidad de procurar un mimetismo cada vez mayor entre el Mercosur y la Unasur.
Están invitados a sumarse como miembros plenos Bolivia y Ecuador, del mismo modo en que se anunció el ingreso de Venezuela en la última cumbre de Mendoza, a pesar de que el país no cumple con los requisitos para entrar plenamente al bloque. Bolivia presenta una larga historia como socio externo del Mercosur, al igual que Chile, mientras que con Ecuador las relaciones con el bloque no han sido tan estrechas.
Más allá de las señales políticas que implican sumar en las cumbres a los gobiernos de Hugo Chávez, Evo Morales y Rafael Correa, Brasil busca mostrar que el Mercosur mantiene vitalidad y que logra incorporar socios.
Es además un intento para contrarrestar la fuerza del bloque comercial lanzando en abril del 2011 denominado la Alianza del Pacífico, que tiende una línea directa entre México, Perú, Colombia y Chile, países todos de buenas relaciones con Estados Unidos.
Desde el punto de vista comercial, Brasil y Argentina tratan de limpiar la mesa bilateral, afectada por los conflictos derivados de la política del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, de frenar importaciones.
Rousseff incluyó el tema en el discurso que dio en Los Cardales el miércoles, cuando señaló que "no se puede negar el impacto negativo que tuvieron las restricciones en las exportaciones de Brasil". (DYN)