Los problemas de Gonzalo Ontivero han tomado otro color en este 2013. El año pasado, el delantero de Atlético, por esta época ocupó sus vacaciones ayudando a su padre en su trabajo de albañil. "¿Querés ganarte unos mangos?", le preguntaba su papá. El muchacho aceptaba sin excusas: necesitaba el dinero para costear hasta ahí lo que era una carrera de futbolista profesional en potencia.
"Me servía para el cospel para el colectivo, que me llevaba de mi casa al complejo", confesó.
Hoy, luego de una exitosa temporada en la Liga, Ontivero se ganó su boleto a la pretemporada con el plantel superior y las complicaciones que vive por estos días son diferentes. Distintas a la de su vida pasada.
Los experimentados "peluqueros" del plantel hicieron con la cabeza de Ontivero un banco de pruebas: le dejaron mechones de pelo desparejo y le raparon otras partes. Un desastre. Como debutante debía aguantárselo, pero he aquí su problema modelo 2013: al no estar inscripto en la lista de buena fe de AFA, los dirigentes debían tomarle una fotografía.
¿Y con el corte de pelo, qué hacemos? Rubén Gultemirián, uno de los directivos que presidía la delegación junto a Hugo Bermúdez, gerente general,
salió corriendo a buscarle una peluquería.
Finalmente la consiguieron y de allí volvió pelado y con su nombre en una ficha de AFA, algo impensado por él y su familia hasta hace poco. "Están todos muy contentos, me felicitaron mucho", admitió.
Y eso que casi no viaja, ¿eh? Luego del último entrenamiento en Tucumán, según él cuenta, le comunicaron que no haría la pretemporada. Luego de una hora, y antes de que se vaya, escuchó: "quédate que tenemos que hablar". La charla era para confirmarle que había un lugar en Salta para él.
Durante esos casi 60 minutos en los que se vio lejos de La Linda, pensó lo peor. Que todo había sido en vano. "Me sentía muy mal, pero el fútbol es así, a veces te da chances y otras no", indicó.
¡Y qué chance! Ontivero se ve abrumado con tantas cosas en el hotel y el complejo, pero sabe que lo que está disfrutando es producto de ese esfuerzo simbolizado en las ayudas a su viejo. "Gracias a Dios, ahora me están dando el doble de cosas", dice el joven de 18 años.
"No quiero defraudar"
En los días de pretemporada, se lo ve feliz. Sabe que debe aprovechar esas "cosas" que ahora recibe por partida doble. En las canchas del complejo deportivo Los Profesionales ya se combina con tipos que hasta hace poco fueron sus ídolos como Diego Barrado o Luis Rodríguez. "Quiero estar al nivel de todos ellos, no quiero defraudar", advierte. Eso ya lo evaluará Ricardo Rodríguez. Por ahora, puede darse por hecho.