La sequía es un fenómeno climático que genera una fuerte crisis económica, social y financiera. Las crisis que se produjeron y se sobrellevan impactos negativos para las economías, generando inconvenientes a los productores primarios de alimentos del país y por supuesto de nuestra provincia.

Este es otro año en la cual los productores tucumanos están sintiendo los efectos de la falta de precipitaciones, que afecta el crecimiento adecuado de cualquier cultivo.

La producción de granos, en general, es la que siempre está expuesta a los vaivenes de las economías del mundo y de las necesidades de alimentos que tienen todos los países, pero, sobre todo, dependen de las necesidades de las industrias manufactureras de alimentos.

En la presente campaña se estima que se sembraron en Tucumán 200.000 hectáreas con soja, aproximadamente, un valor muy por debajo de lo estimado debido a que muchos lotes no fueron sembrados por la falta de lluvias. Se estima así un futuro de cosecha muy complicado, ya que este cultivo, al igual que el maíz y el poroto, están muy afectados, a pesar de las precipitaciones de ayer a la madrugada. Por ello se espera que los rendimientos finales sean tan inferiores, como a los obtenidos el año pasado.

Los rendimientos de la campaña de trilla de soja pasada, rondaron entre los 1.400 y los 1.600 kilos por hectárea promedio, valores muy lejanos a los rendimientos promedios obtenidos en años con lluvias "normales", con 2.700 kilos por hectárea. Es importante, más aun con los resultados a la vista, que se busque de alguna manera incorporar valor agregado a las producciones de granos en nuestra provincia, sobre todo, ante los pronósticos actuales de cosecha que tiran por la borda cualquier campaña. Los cultivos de granos son extensivos, con poca generación de mano de obra por hectárea. Pero el impacto en la economía provincial es importante por su efecto, tanto directo como indirecto, sobre el mercado, aunque podría ser aún mayor si la industrialización se concreta en el propio territorio tucumano.

Actualmente existen muchos agronegocios de productos diferenciados y con valor agregado, que encontraron en la exportación una salida viable. También podría ser una alternativa el mercado local, una salida estable y confiable de productos, frente a un mercado de comodities local complicado.

En el mundo de la producción de granos, un proceso de industrialización que genera un valor agregado al cultivo, es pensar con mayor optimismo en el futuro. La industrialización de la soja requiere inversiones importantes en el corto plazo en Tucumán.

Por otro lado, la Ley 20.093, conocida como ley de Biocombustibles, contempla beneficios para la elaboración de biodiesel, combustible renovable que puede producirse a partir de aceite de soja. Se trata de una posibilidad que se le presenta a pequeñas y medianas empresas, productores agropecuarios o a las economías regionales.

La provincia es deficitaria en la producción de los diversos tipos de alimentos de origen animal y no existen tierras disponibles para realizar estas producciones a campo.

Por todo esto, resulta muy importante para Tucumán industrializar la soja y granos producidos en su propio territorio, ya que los productos más sencillos de obtener en plantas PyME, expeller y aceite. Son apropiados para encarar proyectos de producción animal y de elaboración de biodiesel.

Por suerte y en este sentido, ya existen instituciones y organismos del Estado y del sector privado trabajando para llevar adelante un proceso de incorporación de valor agregado a la producción de soja.

El Programa de Bioenergía de la Eeaoc trabaja en la producción de biodiesel, que si bien podrá tener una producción a nivel comercial, ha sido planteado con carácter demostrativo. También existe interés en que productores locales y cooperativas se sumen a este tipo de producciones.

Permanentemente se dan diferentes disertaciones en el país y en la provincia sobre la industrialización de granos para la producción de expeller, biodiesel, concentrados proteínicos, alimentos para uso humano y energía para su venta a la red eléctrica existente en la provincia.

El objetivo que hoy debemos tener como productores de alimentos es lograr mejorar calidad y dar un valor agregado a lo que producimos y consumimos. Es por ello que en estos momentos de crisis y cuando la cabeza se enfríe, se deberá pensar en generar ideas que puedan dar valor agregado a una producción, que esta año seguramente saldrá golpeada nuevamente por la sequía.

Esperemos que el tiempo se apiade y las lluvias aparezcan rápidamente, que los daños no sean aun mayores y que nos deje discernir de manera adecuada, buscando soluciones.