El clásico por la Copa Argentina ha generado un interés inusitado en la provincia. Conseguir que se juegue en estas tierras y no en Catamarca fue un triunfo importante, lástima que muchos siguen sin entenderlo. Y lo demuestran con el típico egoísmo que reina en el fútbol argentino, en este caso, traducido en la pelea por definir dónde se jugará el duelo, qué cantidad de entradas recibirá cada club y cómo debería ser el operativo de seguridad.
Pero nadie, por ahora, se sentó y preguntó qué es lo mejor para el hincha, el motor de este deporte. Si el simpatizante disfruta un partido -y más si de un clásico se trata- cómodo y tiene la certeza que podrá ingresar al estadio y volver su hogar sin haber sufrido ningún problema, la fiesta estará garantizada. Y eso es lo que se debe conseguir por el bien de todos.