Las inundaciones mostraron cómo la crítica frente a quienes conducen el Estado nacional, provincial o municipal se acentúo en la población, más allá de la imagen personal de cada uno de los dirigentes.
Antes de la inundación, sólo uno de cada cuatro decía tener imagen positiva de los políticos. No es un fenómeno local: el cuestionamiento a la política es global.
En esta oportunidad la población no distingue demasiado y a la crítica la sufren, al mismo tiempo, el oficialismo nacional (ya sea en cabeza de la Presidenta, la ministra de Acción Social o el intendente de la Plata), el peronismo diferenciado que representa el gobernador bonaerense o un líder opositor como es el jefe de Gobierno porteño.
En 2012, las protestas convocadas desde las redes sociales del 13S y el 8N pusieron en evidencia las limitaciones de la representación política, al lograr reunir cientos de miles de personas sin la convocatoria ni la presencia de las fuerzas políticas. Ahora, los políticos opositores se han sumado a la marcha del 18A, buscando mostrar una capacidad de movilización que en realidad no tienen.
No siempre esta insatisfacción se termina expresando electoralmente y esto también es real. La gente suele cuestionar a los políticos, por ser inconsecuentes, por no decir la verdad. Por prometer una cosa y después hacer otra. Por simular antes que por hacer.
Pero los estados de ánimo de la sociedad también son transitorios y si no logran en un momento trasformarse en acción política, pueden languidecer o incluso desaparecer. Los Indignados en Europa y el movimiento anti-Wall Street en EEUU son una evidencia al respecto.
Antes de la inundación, sólo uno de cada cuatro decía tener imagen positiva de los políticos. No es un fenómeno local: el cuestionamiento a la política es global.
En esta oportunidad la población no distingue demasiado y a la crítica la sufren, al mismo tiempo, el oficialismo nacional (ya sea en cabeza de la Presidenta, la ministra de Acción Social o el intendente de la Plata), el peronismo diferenciado que representa el gobernador bonaerense o un líder opositor como es el jefe de Gobierno porteño.
En 2012, las protestas convocadas desde las redes sociales del 13S y el 8N pusieron en evidencia las limitaciones de la representación política, al lograr reunir cientos de miles de personas sin la convocatoria ni la presencia de las fuerzas políticas. Ahora, los políticos opositores se han sumado a la marcha del 18A, buscando mostrar una capacidad de movilización que en realidad no tienen.
No siempre esta insatisfacción se termina expresando electoralmente y esto también es real. La gente suele cuestionar a los políticos, por ser inconsecuentes, por no decir la verdad. Por prometer una cosa y después hacer otra. Por simular antes que por hacer.
Pero los estados de ánimo de la sociedad también son transitorios y si no logran en un momento trasformarse en acción política, pueden languidecer o incluso desaparecer. Los Indignados en Europa y el movimiento anti-Wall Street en EEUU son una evidencia al respecto.