DAMASCO/WASHINGTON.- El ministro de Información de Siria, Omran Zubi, culpó al Gobierno de Turquía por los coches bomba cerca de la frontera común, donde murieron 49 personas, y calificó al primer ministro turco, Tayyip Erdogan, de "asesino". "Toda la responsabilidad de lo que ha ocurrido está en el Gobierno turco y en Erdogan personalmente", aseveró.
Turquía acusó de los atentados a un grupo de extrema izquierda, que tendría vínculos con la inteligencia siria, que entregó los explosivos. Hay nueve detenidos, que son miembros de los frentes Revolucionario de Liberación del Pueblo y de Liberación del Pueblo Turco.
Siria considera que Erdogan facilita el ingreso de armas y de milicianos a los rebeldes que luchan en el norte de su país para derrocar al presidente, Bashar al Assad. Todo aumenta el temor de que la guerra civil se desplace a otros países.
Gran Bretaña, por su parte, no descarta una acción más firme contra Siria por el uso de armas químicas, adelantó el primer ministro inglés, David Cameron. "La evidencia está creciendo; el espacio para la duda se está reduciendo, y creo que esto es extremadamente serio", agregó. Luego, el mandatario se reunió con el presidente estadounidense, Barack Obama, y ambos coincidieron en la necesidad de seguir aumentando la presión sobre el régimen de Damasco, aunque sin entregar armas a la oposición y con cautela.
"A la comunidad internacional le interesa ver una Siria que no esté sumida en una guerra sectaria sino que sea un remanso de paz, en vez de un potencial puesto de avanzada del extremismo", subrayó Obama, en referencia a la actuación de brigadas de militantes de Al Qaeda y de Hezbolláh junto a los rebeldes opuestos a Al Assad. (Reuters-DPA)