Desde hace algunos años, se afirma que la cárcel de Villa Urquiza se halla al borde del colapso, por el incremento de la población de reclusos. Un reciente informe, realizado por orden de la jueza de la Sala IV de la Cámara Penal, puso en evidencia el deplorable estado en que se halla el edificio de la Unidad 1.
El escrito, elevado por la magistrada al presidente de la Corte Suprema de Justicia, da cuenta de la falta de higiene en paredes y pisos, lo cual ocasiona un espectáculo desagradable a todos los sentidos, principalmente a la vista y el olfato. Los líquidos cloacales anegan el piso del pasillo central. Se indica que las instalaciones eléctricas son precarias y que habrían sido efectuadas por los mismos internos según sus necesidades, sin criterios de seguridad; abundan cables de distintos tipos, colores y grosores e, incluso, alambres desnudos destinados impropiamente a la conducción de la electricidad. El relevamiento señala que en la estructura de ese pabellón I se observan hierros estructurales al descubierto y herrumbrados, caída continua de mampostería, humedad evidente. También se visualiza, un torcimiento destacable de la construcción.
También se alude a las letrinas malolientes e inundadas; los baños del pabellón carecen de cerramientos que garanticen un mínimo de privacidad, y la ducha consiste en un caño de donde sale un hilo de agua helada. Se sostiene que estas instalaciones obsoletas son las que utilizan los familiares y allegados durante los días de visitas, y corren el riesgo de contraer enfermedades relacionadas con la ausencia de higiene. Finalmente, la jueza citó a un filósofo que sostenía que en las puertas de las cárceles debía haber un cartel que dijera: "Infierno" y agregó que se admite esto, "de allí sólo podrán salir demonios; demonios perfeccionados, habituados, que lejos de socializarse y encontrar cabida en el mundo exterior, por ello mismo, volverán a delinquir... y eso, aunque a nadie pareciera importarle, va necesariamente en contra de nuestra seguridad tan cacareada".
El secretario de Seguridad Ciudadana reconoció que los edificios de las unidades 1 y 2 presentan problemas estructurales y dijo que están trabajando desde hace varios días para solucionarlo. Señaló que en una primera etapa de se reparará el sistema de cloacas. Anunció sin dar fecha que se construiría la alcaidía central en el sector este del penal, que podría albergar a 480 reclusos, lo cual evitaría que las comisarías alojen a detenidos.
Creemos que no debe llegarse a situaciones extremas para encarar la solución a los problemas. Se supone que un sistema carcelario debe servir para reeducar al delincuente para que este, una vez cumplida su condena, pueda reincorporarse a la sociedad. Pero si vive en condiciones infrahumanas, puede lograr el efecto contrario y suceder lo que sostiene la jueza. Por otro lado, tal vez a través de talleres se podría brindar a los penados capacitación en albañilería, electricidad, plomería para que en algún momento y con la guía de profesionales se ocuparan del mantenimiento de los pabellones. Estos oficios les permitirían procurarse un trabajo digno, cuando recuperaran la libertad.
En Andalucía, hay canciones antiguas llamadas carceleras, cuyas letras evocan las penurias de los delincuentes en las prisiones. "En el patio de la cárcel hay escrito con carbón: 'aquí el bueno se hace malo y el malo se hace peor'", reza una de ellas. Sería positivo si alguna vez se lograra revertir esta realidad.