MENDOZA. Sí, esta provincia tiene algo especial, definitivamente. Cuesta creer que entre el equipo que fue humillado en Johannesburgo y el que ayer estuvo a punto de escribir un giro de trama en la historia con los Springboks hayan mediado solo siete días de reflexión interna. ¿Puede algo cambiar tanto en tan poco tiempo? Parece que sí. Solo es cuestión de volver a las fuentes y reconstruirse a partir de ellas. Solo así es posible explicar que los 60 puntos que separaron a vencedor de vencido en el encuentro de ida se hayan reducido a cinco en el de vuelta (22-17). Esos 50 segundos iniciales de furia que precedieron al try de Juan Manuel Leguizamón bastaron para entender que Los Pumas no habían hablado por hablar, que el compromiso de recuperar la identidad venía en serio.
Sudáfrica no se quedó a mirar. Luego de una gran defensa argentina a un metro y medio del ingoal, retrucó por la misma vía, a través de Bjorn Basson. El wing capturó una pelota y penetró por la franja vacía que había quedado por la izquierda. La zambullida del 14 agrandó a los Boks, que amenazaron con empezar el desgaste del rival que en su país había tenido resultados catastróficos. Sin embargo, estos Pumas no eran los de aquél día. Con audacia y juego de fases, movió el óvalo por acá y por allá hasta que Francisco Bosch encontró la grieta y estableció el 17-13 parcial.
Hasta ahí, todo fenómeno. La pregunta era si se podría mantener la firmeza durante 40' más. Para colmo, el complemento empezó con indisciplinas locales que habilitaron a Morné Steyn para sumar con penales o buscar el line. Justamente uno de esos kicks puso arriba a los Springboks cuando faltaban apenas 10' y el esfuerzo "albiceleste" los había dejado al borde de su primera derrota en el historial. Casi nadie le prestó atención al último penal de Steyn. Para entonces, todo el estadio estaba de pie, aplaudiendo el regreso de los verdaderos Pumas.
Lo bueno
Los Pumas volvieron a ser el equipo que contagia. Enormes actuaciones de Leguizamón y Matera, integrantes de una tercera línea enchufadísima.
Lo malo
La indisciplina en el segundo tiempo le permitió a Steyn dar vuelta la historia con penales. Para colmo Contepomi falló un penal factible en un momento clave.