Como un libro cerrado. Así fue presentado el proyecto de Presupuesto Nacional 2014 en el Congreso. Curiosamente, el Poder Ejecutivo Nacional no ha especificado cuánto dinero destinará en las provincias. En cambio, sí ha confirmado que, durante el próximo año, habrá ayudas puntuales a distritos ahogados financieramente. Aún resta saber si habrá perdón fiscal para las provincias que cuentan a la Casa Rosada como la principal acreedora. Esa es una carta que guarda en la manga la gestión de la presidenta Cristina Fernández.
No obstante ese panorama, los números volcados en la iniciativa que puede ser tratada el próximo 25 en la Cámara de Diputados muestra algunos indicios acerca de cómo será el nuevo año, además de dejar pautas sobre cómo cerrará el ejercicio vigente. Frente a las cifras existentes, Empiria Consultores no ha dudado en el género de esa película que los argentinos observaremos durante 2014: la ficción presupuestaria. Y, en ese contexto, explica:
• El proyecto de Presupuesto Nacional 2014 no aporta información relevante para la toma de decisiones: "dibuja" un escenario macroeconómico y una política de ingresos y gastos públicos que no va a suceder.
• Subestima el gasto (postula un incremento de sólo 15,6% anual) a fin de presumir superávit financiero (0,1% del PBI). Si así ocurriera, el programa oficial supondría un severo ajuste fiscal del 2,5% del Producto Bruto Interno (PBI), y reducción real de 11% del gasto público nacional.
• Lo mismo había hecho en el Presupuesto 2013: suponía aumento de gasto 15,5% anual y superávit financiero de 0,1% del PBI. Terminará con gastos creciendo 30%, con déficit de 2,6% del PBI.
• El capítulo de financiamiento exhibe la resistencia del Gobierno a reconocer el agotamiento de sus "cajas": en 2014 prevé la utilización de U$S 9.855 millones de reservas internacionales para el pago de deudas (incluye el cupón PBI) y de unos $ 76.000 millones de emisión monetaria para cubrir el bache fiscal (que seguramente terminarán siendo unos $ 120.000 millones).
• No es más verosímil el escenario macroeconómico: inflación del 10% anual, devaluación promedio del 16% anual, revitalización del crecimiento económico (6,1% anual), la inversión (8,5%) y las exportaciones (8,5%).
El cuadro actual
Según Empiria, el mismo proyecto muestra qué le deparará a la Argentina durante este año: la profundización del déficit fiscal.
• Como en todos los años electorales, el deterioro de las cuentas públicas se prolongó en la primera mitad de 2013: el gasto primario aumentó más que los ingresos (29,4% versus 28,2% anual).
• La aceleración del gasto reconoce algún sesgo electoral: aumentaron relativamente más las transferencias de capital a provincias y la asignación de fondos a obra pública (+31%). El gasto en salarios y subsidios sociales se acelera desde mayo (paritarias y Asignación Universal por Hijo), mientras que la energía absorbe una porción creciente de los subsidios económicos (a costa de transportes).
• En base a los datos de gasto devengado, la aceleración de las erogaciones se habría prolongado en julio, y podría estar engrosando la llamada "deuda flotante" a fin de postergar el efecto monetario por emisión del Banco Central.
¿Cuál será, entonces, la proyección fiscal para el próximo bienio? En este aspecto, la consultora detalla:
• Con las últimas medidas de relajación impositiva (Ganancias y Monotributo), queda claro que el Gobierno está dispuesto a estresar el balance fiscal (bajando impuestos, subiendo el gasto) de cara a las elecciones de octubre, probablemente a costa de mayor emisión monetaria para cubrir el bache.
• De esta forma, se estima que el déficit fiscal primario "ajustado" (neto de BCRA y Anses) orille el 2,8% del PIB en 2013 (había sido 1,5% del PBI en 2012), en tanto que el déficit financiero "ajustado" sería del orden del 4,4% del PBI (había sido 3,9% en 2012).
• En 2014 se mantendría esta dinámica. Como herramienta de "disciplinamiento" de gobernadores e intendentes, el principal ajuste podría darse a través de la caída de las transferencias de capital y corrientes a provincias.
• No obstante, la rigidez a la baja de los principales componentes del gasto (salarios y seguridad social), y una dinámica de los ingresos semejante a la inflación inducirían un deterioro aún más agudo de las cuentas públicas en 2014: el déficit fiscal primario podría llegar al 3,4% del PBI y el financiero al 4,8% del PBI.