El dato es tan sorprendente como que un argentino puede disponer tan sólo de $ 6 para alimentarse por día. La pobreza es cosa del pasado y la indigencia está prácticamente erradicada. Al menos eso es lo que ha revelado ayer la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec).
De acuerdo con los datos oficiales, al primer semestre del año, sólo 367.000 argentinos eran indigentes, el 1,4% de los casi 25,5 millones de habitantes que residen en los 31 aglomerados urbanos alcanzados por la muestra. Y los pobres sólo son 1,2 millón de habitantes, el 4,7% del total de la población urbana nacional, calculada en 25,5 millones de personas.
El informe oficial parte con un gráfico que trata de mostrar la evolución del indicador durante la década kirchnerista. Así, señala que mientras en el primer semestre de 2003 (al asumir Néstor Kirchner la Presidencia), la pobreza afectada al 54% de la población, mientras que la indigencia era del 27,7% en la Argentina. El descenso de la tasa del Indec fue paulatino llegando al dígito durante el segundo semestre de 2010 (9,9%).
El reporte afirma, además, que hasta junio pasado, unos 448.000 hogares se encontraban bajo la línea de pobreza; esto incluye aquellos 1,2 millón de personas. Respecto del año anterior, el descenso de la pobreza nacional fue de menos de un punto porcentual, mientras que la indigencia bajó 0,3%.
El Indec brinda sus explicaciones. "La incidencia de la pobreza es mayor para las personas que para los hogares, lo que indica que, en promedio, los hogares pobres tienen más miembros que los no pobres". Y completa: "las diferencias no provienen de una metodología diferente, sino del tamaño de los hogares".
En el caso tucumano, los niveles de pobreza descendieron del 5,7% (en el primer semestre de 2012) al 4,6% hasta junio pasado. Esto implica que, sobre un total de 832.000 habitantes del Gran Tucumán-Tafí Viejo, 38.272 personas no pudieron reunir los ingresos mínimos para salir de la pobreza. La indigencia, a su vez, casi no existe en el principal aglomerado urbano: afecta al 0,6% de la población, es decir, a aproximadamente 5.000 casos. Una situación similar experimentaron, desde las estadísticas oficiales, otras provincias del NOA, como Jujuy y Salta, donde el nivel de indigencia es tan sólo del 0,3%, mientras que la pobreza es más baja en La Rioja (2,2%) y en Salta (2,7%) y un poco más elevada en el Gran Catamarca (6,6%), de acuerdo con el informe del organismo estadístico nacional.
La otra cara
Los datos oficiales contrastan con las estimaciones académicas. Por ejemplo, el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (UCA) ha calculado que en el país hay no menos de 10 millones de pobres y dos millones de indigentes. El propio director de esa entidad, Agustín Salvia, calculó que el nivel de pobreza nacional llega al 24% (ingreso mensual de $ 3.200 para una familia tipo, casi el doble que la calculada por el Indec). "No se sale de la pobreza solamente con aumentar el PBI per cápita, porque la pobreza no es vivir de manera humilde, sino no poder elegir, desarrollar ni producir todo lo que puede ser, como agentes sociales", dijo Salvia durante su participación en el Coloquio de IDEA.
Según el director de Poliarquía Consultores, Ernesto Kritz, es inaceptable que el país tenga un nivel de pobreza del 4,7% como marcan las mediciones del Indec. El experto realizó su propia evaluación tomando en cuenta algunos indicadores de la EPH para el cuartil más bajo de ingresos per cápita, que resulta una aproximación del nivel de pobreza. "Sólo para demostrar que es imposible un nivel de pobreza tan bajo, por ejemplo, en ese cuartil la tasa de desempleo es del 14%; la informalidad es superior al 60% y los datos de infraestructura (hacinamiento) también son muy elevados", plantea a LA GACETA. Kritz cree que los datos del organismo "simplemente son el resultado de la enorme subestimación de los precios de la canasta básica". Jorge Colina, investigador del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa), sostiene a su vez que las mediciones de pobreza perdieron validez desde el momento en que se retocaron los datos de inflación, en 2007. "Es muy difícil pensar que la pobreza esté bajando con alta inflación, con estancamiento de la economía y de la generación de empleo", señala.
En uno de sus últimos informes, Idesa concluyó que siete de cada 10 pobres argentinos viven en el interior del país. De ese total, un 32% reside en las capitales de las provincias del interior. "La serie de pobreza se rompió hace seis años y hay que acabar con las distorsiones. Un camino es medir bien la inflación, con nuevos valores de la canasta básica", sugiere Colina.