Unos $ 20 millones desembolsará el Gobierno nacional para financiar el lanzamiento de dos importantes iniciativas energéticas de aprovechamiento biomásico.
A través de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica (Apcyt), el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva (Mincyt) que conduce Lino Barañao, invertirá más de $ 15 millones en la construcción de una planta generadora de electricidad mediante residuos en la provincia de San Juan y más de $ 4 millones en el desarrollo de un sistema de cogeneración de energía para producir metano biológico en Santa Fe.
El proyecto sanjuanino, que contará con el mayor subsidio recibido por esa provincia en materia de energías alternativas e innovación tecnológica, contempla el diseño de un prototipo de central que transformará la basura orgánica (por ejemplo, restos de comida y ramas de árboles) en electricidad.
Ideada por el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), la iniciativa tendrá el respaldo de tres empresas privadas de origen mendocino, ligadas al rubro metalúrgico, que invertirán otros $ 15,4 millones para su materialización.
Las pruebas
“Se tratará de una planta única en el país, que hará de un pasivo ambiental un recurso estratégico”, destacó Tulio del Bono, secretario de Ciencia, Tecnología e Innovación de San Juan.
Según sus palabras, el financiamiento público se destinará a la adquisición de los materiales para la construcción de la central, la contratación de consultores especializados y el pago de viáticos del personal, mientras que el privado se orientará al armado electromecánico de la usina.
“El sistema funcionará con la quema de residuos orgánicos, cuyo calor nutrirá turbinas de vapor y de gas para generar energía eléctrica. El prototipo estará ubicado en Sarmiento y se alimentará con los residuos del departamento, que produce unas 10 toneladas diarias. Luego de un año de pruebas, la instalación tendrá lugar en la planta de Rivadavia, que procesa unas 200 toneladas de basura por día”, anticipó el funcionario.
Importancia estratégica
El año pasado, en el marco de la convocatoria del Fondo de Innovación Tecnológica Sectorial de Energía-Biomasa 2012, un consorcio asociativo público-privado integrado por la Universidad Nacional del Litoral (UNL) y las empresas Solamb y Software for Automation presentó un proyecto de cogeneración de energía eléctrica y térmica sobre la base de biomasa, que acaba de recibir el apoyo financiero del Estado nacional.
En efecto, a través del Fondo Argentino Sectorial (Fonarsec) la Apcyt decidió otorgarle un subsidio de cerca de $ 4,3 millones que cubrirá un 50% de su financiamiento total.
El emprendimiento, en el que trabaja el Grupo de Energía no Convencional de la Facultad de Ingeniería Química (FIQ) de la UNL, postula el aprovechamiento de desechos de plantas de tratamientos de residuos orgánicos no peligrosos (provenientes de establecimientos ganaderos, forestales o de industrias agroalimentarias, aceiteras y del biodiesel) y la purificación del biogas obtenido para producir metano biológico.
“Además de contribuir con el cuidado del medio ambiente, esta obra tendrá una importancia estratégica, ya que permitirá sustituir importaciones. Actualmente, la Argentina importa metano desde Qatar y Nigeria, a U$S 0,60 por metro cúbico (m³), lo que significa un alto costo para la economía nacional”, indicó Eduardo Gropelli, investigador de la UNL, quien remarcó que la central contará con equipamientos y componentes de origen nacional.
“Las propuestas de esta índole poseen un simbolismo muy significativo, sobre todo si se considera que en la Argentina de hace 10 años atrás no se las solía financiar. Disponer de casi 50 proyectos de consorcios públicos-privados, tal como sucede en la actualidad, es algo inédito para el país”, subrayó por su parte Ruth Ladenheim, secretaria de Planeamiento y Políticas del Mincyt.
Principales ventajas
La energía de biomasa se obtiene directa o indirectamente de diversas fuentes biológicas, tales como la madera, los residuos agrícolas y forestales, y el estiércol, entre otras. Casi toda la materia viviente que existe en el planeta, tiene su origen en la transformación de ciertas sustancias inorgánicas en orgánicas que llevan a cabo las plantas, cuya energía procede de la luz solar.
A lo largo de la cadena alimenticia de los seres vivos, incluidos los microorganismos, prácticamente toda la biosfera se nutre de esa captación energética original.
Una vez que la materia orgánica se descompone o se degrada, la energía contenida en ella se libera (por caso, durante la descomposición, la acción del metabolismo de los alimentos o la combustión de la leña), y se hace posible su aprovechamiento mediante una adecuada infraestructura.
Incluso, los combustibles fósiles tienen su origen en la biomasa, aunque en su caso ésta se encuentra atrapada entre el material rocoso, en virtud de añejos procesos geológicos, por lo que no participa del permanente ciclo de captación y liberación energética en la superficie terrestre.
Fuente limpia y rentable
Si bien la energía de la biomasa ha sido aprovechada desde que el hombre descubrió el fuego, por estos días su explotación se ha vuelto más relevante, pues se trata de una fuente limpia y cada vez más rentable.
Algunas de las principales ventajas que produce la generación de biomasa son las siguientes: A) la emisión balanceada de dióxido de carbono CO2 (siempre y cuando la vegetación se renueve a medida que se degrada), B) la nula dispersión de contaminantes sulforados (contienen azufre) o nitrogenados (contienen nitrógeno), C) la descentralización productiva (se basa en recursos diseminados por todo el planeta), D) la disminución de la dependencia del consumo de los combustibles de origen fósil y, E) las múltiples aplicaciones que ofrece su campo de innovación tecnológica.