“El problema en este país es que solo existen protocolos para frenar la violencia en el fútbol. No hay una decisión política para acabar con este flagelo”, explica molesto Juan Manuel Lugones, coordinador del Movimiento Fútbol en Paz, una de las ONG que desde hace años busca poner punto final a la locura que se vive en los estadios argentinos.
El abogado está indignado. No aguanta tanta bronca y en todo momento no deja de acusar y cuestionar. “En Argentina son tan repetidos estos hechos que ya no llaman la atención de nadie. El domingo mataron a dos personas en Rosario y pasó como si nada”, explica en una charla telefónica con LG Deportiva.
- ¿Por qué es tan grave la situación?
- Estamos viendo el final de las relaciones del kirchnerismo con las barras. Al menos el 20 % de los hechos se produjeron con este Gobierno. Los barras siempre estuvieron escondidos, pero con la aparición de Hinchadas Unidas Argentina (HUA), agrupación ultra K, terminaron tomando coraje.
- ¿Tan convencido está de la relación Gobierno-barras?
- Hay elementos para comprobar que este Gobierno se relaciona con las barras. Cristina (Fernández de Kirchner), en un discurso ante los presidentes de todos los clubes dijo claramente que sentía admiración por esos muchachos que alientan subidos a los paravalanchas. También negociaron con los barras. No hay que olvidarse de las banderas defendiendo la estatización del fútbol que mostraron La 12 y los Borrachos del Tablón en un superclásico. Después, cuando River llegó a la B Nacional, su hinchada mostró el famoso trapo de “Clarín miente”, que fue obra de Guillermo Moreno. Ahora hay otras cuestiones.
- ¿Cuáles?
- En Buenos Aires se está dando otro triste fenómeno que es cómo los intendentes están apoyando a los grupos de violentos. Obviamente que cuando necesitan de sus servicios, los tienen. El interior, a su manera, sufre lo mismo.
- ¿A que se refiere?
- Por ejemplo, Milagro Sala maneja la provincia con La Banda de la Flaca, uno de los grupos más peligrosos de la barra de Gimnasia y Esgrima, de Jujuy. No hace falta que les explique a los tucumanos lo de Rubén Ale con San Martín. En Córdoba, la legislatura le hizo un reconocimiento a La Fiel, la barra de Talleres. Y en Chaco ocurrió lo más increíble.
- ¿Qué pasó?
- Cuando Jorge Capitanich era gobernador de esa provincia, a través de un familiar, pactó con las hinchadas de Boca y River para que no generaran incidentes durante un amistoso. Ese señor es ahora Jefe de Gabinete.
- ¿Qué opina del rol de la Policía?
- Por un lado, hay una Policía que es cómplice con las barras en el negocio del estacionamiento, de la venta de entradas y posiblemente de drogas. No hacen nada para detenerlos.
- ¿Y a la otra Policía?
- No le da el cuero para enfrentar a los violentos. O en realidad, tienen una política de parlamento con los barras. Y son ellos los que deciden cuándo se portaran bien o cuándo generarán incidentes. Un uniformado con un chaleco naranja no sirve para detenerlos. Se necesitan fuerzas antimotines preparadas para frenarlas. Y cuando queman las papas pasan cosas como la que ocurrió en La Plata, cuando la Policía no pudo detener a los hinchas de Lanús y terminaron matando a un pibe. No hay gente capacitada en la Policía para frenar a los violentos. Esa es otra dura realidad.