Las chispas del cortocircuito que provocó la interna política entre los “Mellizos” Orellana y el gobernador, José Alperovich, hizo saltar el primer fusible en la Municipalidad de Famaillá, que conduce Enrique Orellana, hermano del legislador y uno de los referentes locales del massismo, José Orellana.
Ayer, la secretaria de Gobierno, Silvia Brito, fue reemplazada por Walter Monteros, un dirigente que viene del riñón político del “Mellizo” legislador y que se desempeñaba como secretario de Obras Públicas de Bella Vista, municipalidad que conduce Luis Espeche, un aliado incondicional de los caudillos famaillenses.
La ruptura con el kirchnerismo y el pase al massismo de los Orellana fue el primer hecho que provocó el distanciamiento político con la Casa de Gobierno. Luego, las críticas al Pacto Social -los “Mellizos” habían criticado la renovación mensual del convenio financiero con el PE- azuzaron la interna con el alperovichismo.
Hace dos semanas, José y Enrique habían calificado de “extorsión política” a la modalidad del Pacto Social, que durante este año será revisado cada mes por el Poder Ejecutivo (PE). Mediante este acuerdo, los municipios ceden al PE los recursos coparticipables, mientras que la Provincia asume el pago de sueldos y la realización de obras públicas en esos distritos. Rápidamente, los concejales que no están alineados con el orellanismo y responden al diputado Osvaldo Jaldo (ex ministro del Interior) salieron a replicar a los “Mellizos”. “Sería una locura y un suicidio político salir del Pacto Social. Los ocho ediles que no comulgamos con el orellanismo seguimos apostando a esa herramienta económica que garantiza el pago de los sueldos y la paz social”, sostuvo el concejal Diego Salim, hermano del legislador camporista Jesús Salim.
Oficialmente, el intendente y el legislador niegan que los cambios introducidos en el gabinete de la Ciudad de la Empanada tengan una intencionalidad política para reforzar la gestión municipal, en relación a la interna que este espacio mantiene con el alperovichismo. No obstante, por lo bajo coinciden en que la llegada de Monteros al gabinete le imprimirá un perfil más político a la gestión y buscará mejorar la relación entre la Intendencia y el Concejo Deliberante de esa ciudad.
Al ser consultado por LA GACETA, el intendente Orellana negó que los cambios en el gabinete respondan a una interna. “Esto no tiene nada que ver con ninguna interna. Son cambios propios de una gestión a la que le restan dos años. Siempre hicimos lo mismo. No hay que ver fantasmas”, señaló. “Si ustedes ven, en realidad se va un orellanista y entra otro. Hay que lubricar la maquinaria institucional con piezas nuevas. Eso es todo”, añadió el famaillense.
“El intendente le quiere dar una dinámica nueva a la gestión. Hay que adaptarla a los nuevos tiempos que estamos viviendo. Se vienen momentos dinámicos”, opinó, por su parte, su hermano José.
Según trascendió, el remplazo de Brito no sería el único. El actual secretario de Hacienda, Jorge “Cheto” Pérez; y el secretario de Control de Gestión, Santiago Fernández, también serían removidos de sus cargos, aunque, hasta el momento, se desconocen los nombres de sus reemplazantes.