NUEVA YORK, Estados Unidos.- Los 62 puntos anotados el viernes por Carmelo Anthony han dado razones a los New York Knicks para seguir creyendo en él, al jugador para darse cuenta de que debe dejar el equipo a final de temporada y a sus pretendientes para convencerlo de que cambie de camiseta.
Hace tres años Manhattan vivió la "Melomania" con el fichaje de la estrella procedente de Denver Nuggets, que al final de la actual temporada de la NBA podrá decidir su futuro al analizar si ha encontrado en la Gran Manzana lo que buscaba cuando dejó Denver.
"íQueremos a 'Melo'!", "íMVP, MVP!", gritaron el viernes los asistentes al Madison Square Garden, que mantiene una relación compleja con la estrella de un equipo a la deriva, undécimo en la Conferencia Este con un balance de 16 triunfos y 27 derrotas y que no gana un título desde hace más de 40 años.
Lo que buscan los Knicks y lo que busca "Melo" es un anillo. Anthony fue elegido en el tercer puesto del draft de 2003, liderado por LeBron James. Las otras estrellas de aquella generación -James, Chris Bosh y Dwyane Wade- han ganado varios títulos, mientras que Anthony, que en mayo cumple 30 años, puede formar parte de la lista de figuras que nunca fueron campeones.
La decisión de julio es trascendental para cambiar ese destino. Los Knicks le ofrecerán más dinero que nadie (U$S 129 millones) y ya le han demostrado su entrega al construir un equipo a su medida. Se deshicieron del técnico Mike D'Antoni, con el que "Melo" no conectó, y del base Jeremy Lin.
Pero quizás eso sea un problema. Porque pese a que la temporada pasada la franquicia ganó su primera serie de playoff desde el año 2000 -cayó luego en semifinales de Conferencia ante Indiana Pacers-, no hay muchos más logros.
"Ver a todos sonriendo de nuevo es lo que más me emocionó, es lo único que importa", dijo Anthony, modesto y más consciente que nadie de que las alegrías son pocas en Manhattan.
A favor de su continuidad está también que Anthony, nacido en Brooklyn y de infancia complicada, entiende lo que significa ser la estrella de Nueva York, la cara de las frustraciones cuando las cosas no van bien. Y casi nunca suelen ir bien.
Nueva York también nota su crecimiento como jugador. La temporada pasada fue el máximo anotador de la NBA y actualmente es segundo detrás de Kevin Durant con una media de 27 puntos, es sexto en partidos con dobles-dobles (17) y sexto en acierto en triples (42 %). ¿Es sólo un anotador? Esencialmente sí, pero también rebotea (9,1 por encuentro).
En contra está su discutible condición de líder. James, rey del Miami Heat bicampeón, es el ejemplo de que al éxito se llega haciendo mejor a los compañeros. Pero Anthony no cuenta a su lado con un Bosh o un Wade, y tampoco con un Russell Westbrook como Durant en Oklahoma City.
¿Buscará alinearse con otras estrellas? Los Angeles Lakers quieren rehacerse en el mercado de agentes libres con una figura para situarla al lado de Kobe Bryant, gran amigo de Anthony. Lo mismo persigue Chicago Bulls para que Derrick Rose -si se recupera plenamente de sus lesiones- no esté solo.
Y por parte de los Knicks también puede haber interrogantes. ¿Conviene que se marche junto a otros compañeros para volver a recontruir el equipo con gente nueva?
Los 62 puntos ante Charlotte Bobcats sirvieron para hacer esbozar una sonrisa a los Knicks, que llegaban de cinco derrotas seguidas, y para vencer a Charlotte Bobcats, pero sobre todo para situar a Anthony en los libros de historia del equipo neoyorquino al lograr la máxima anotación de la franquicia y para recordar lo importante que será su decisión en julio.
"Tenemos que ir día a día", dijo Anthony, sin querer darle más importancia y esperando que su brillante partido revitalice a unos Knicks que al menos por una noche volvieron a creer en que "Melo" es su hombre.