“Debemos realizar un breve análisis de lo que es el clima en nuestra provincia, para entender qué es lo que hoy está pasando con las plantaciones cañeras, que se encuentran en su etapa de pleno crecimiento”, consideró Patricia Digonzelli, técnica de la Sección Caña de Azúcar de la Eeaoc.

En Tucumán, “el requerimiento hídrico del cultivo está entre los 1.200 milímetros (mm) y 1.400 mm, para un ciclo de 10 a 12 meses”. En nuestra provincia, la caña de azúcar se ha cultivado tradicionalmente entre las isohietas de 700 mm a 1.300-1.500 mm, por lo cual es evidente que “los requerimientos hídricos del cañaveral no resultan completamente satisfechos por las precipitaciones que normalmente ocurren en gran parte del área cañera”. A pesar de esto, “más del 80% de la caña se produce en secano, es decir, sin el aporte adicional del riego”.

El régimen de precipitaciones de Tucumán, con “la concentración de las lluvias durante el verano -coincidente con la fase de gran crecimiento del cañaveral-, permite que, en años normales, las lluvias prácticamente satisfagan los requerimientos hídricos de esta fenofase”. Por este motivo, es que “en Tucumán se puede producir caña de azúcar en secano, con rendimientos culturales aceptables”.

Pero hoy, “después de dos años donde los regímenes de lluvia se cayeron, los problemas en los cañaverales son notorios”, evaluó Digonzelli. Este año, donde las lluvias llegaron tarde, “el retraso en el crecimiento de la caña es significativo, debido al fuerte estrés que sufrieron por la sequía”.

De todo un poco

En Tucumán, el estado de los cañaverales es un mosaico de situaciones, ya que “se ven plantaciones buenas, otras regulares y otras malas”, no solo “por lo que sucedió este año”, sino porque “la situación de arrastre de los años anteriores también afectó los cultivos”.

Después de la cosecha del año pasado. y luego de un invierno y una primavera secas, los cultivos sintieron el efecto y, por ende, hoy vemos los resultados.

Además, es poco lo que se pudo “renovar”, ya sea por estas causas de falta de agua, y por la falta notoria de semilla que hubo.

Fondos escasos

Los factores climáticos no fueron lo único adverso que tuvieron que enfrentar los cañeros al comenzar con la nueva campaña, ya que “a las adversidades climáticas se sumaron los graves problemas de financiamiento”, ya que los precios no ayudaron en general, salvo la suba al final de la zafra, lo que hizo que la falta de recurso fuera notoria y no se pudieran realizar las labores como correspondía.

“El atraso por la falta de condiciones ambientales y la falta de recursos afectó fuertemente a los cañaverales, ya que las labores no se pudieron realizar a tiempo”, dijo.

Hoy “se ven muchos lotes de caña abandonados en diferentes zonas”, pero principalmente en los departamentos La Cocha, Graneros y Leales, sobre todo en los ubicados hacia el este provincial.

La irregularidad inicial de las lluvias poco ayudó a que las labores pudieran realizarse adecuadamente; y las últimas lluvias, ya generalizadas durante este mes de febrero, en algo ayudaron.

Sin duda, beneficiarán más a aquellos cañaverales que llegaron a esta época en mejores condiciones, ya que pudieron manejarse de una mejor manera, pero todavía debe esperarse que pase un poco más el tiempo, para saber en qué situación estaremos.

Hay un mosaicos de situaciones productivas diferentes, pero como dijimos, hay zonas con cañaverales realmente muy afectados.

Las malezas

Además de la irregularidad en su etapa de crecimiento, el problema de las malezas se acentuó esta campaña, ya que -como dijimos-, “las condiciones ambientales, y muchas veces la falta de recursos, hicieron que la aplicación de herbicidas no fuera eficiente o no se realizara a tiempo, por lo que hoy el enmalezamiento de muchos lotes es notorio”. Por suerte, la caña de azúcar es muy noble, y en cuanto mejoran ciertas condiciones, reacciona rápidamente, pero lo cierto es que hoy la situación es bastante complicada.

Sólo debemos esperar que se sigan dando buenas lluvias y que las temperaturas ayuden a aumentar el índice de crecimiento, y que la mejora del cañaveral sea una realidad. Pero “no esperemos milagros, ya que las plantaciones sufrieron mucho esta campaña, y vienen con un arrastre de dos años más de seca”, concluyó.