La práctica matutina llega a su fin y los jugadores comienzan a dejar el estadio. Diego Pave es uno de los últimos en salir del vestuario. Prefiere quedarse y, entre mates y charlas, continuar buscando lo mejor para un plantel con sueños de grandeza.
“Mostro” es un capitán con todas las letras. Sí, porque desde la llegada de Arnaldo Sialle fue elegido para alternar la capitanía con Augusto Max. Él está en todas. Habla con uno, escucha al otro. Es voz de mando dentro del campo y siempre tiene palabras de aliento cuando la mano viene dura. Justamente, en Misiones, Diego fue capitán y emblema de un equipo que sacó pecho y se trajo tres puntos de oro en la lucha por la clasificación.
Pero el “Gordo” no se agranda, para nada. Ni ser capitán lo cambia. Agacha la cabeza y pide unión. “Esa es la clave para llegar a buen puerto”, dice y al toque aclara. “Me tocó ser capitán, pero en este grupo hay un sólo capitán: Gustavo (Ibáñez). Él tiene muchísima experiencia, conoce el club y es un emblema”, confiesa y le hace un mimo al ídolo en la misma jugada.
Muchos se la creen cuando llegan arriba. Pero eso no pasa con Pave, un hombre que del perfil bajo hace un culto. Llevar la cinta adosada a su brazo izquierdo es sólo un detalle. “Ser capitán no es sólo llevar la cinta. Hay que decidir cosas tanto adentro como afuera de la cancha. Lo tomó con responsabilidad”, afirma el arquero al que le gustaría utilizar ese plus para cambiar algunas cositas dentro del vestuario. “Estaría bueno imponer el rock y que nadie escuche cumbia. Pero si llego a hacer eso el ‘Ratón’ me mata”, ríe con ganas.
Pave habla de las puertas para adentro. Pero no es muy amigo de enfrentar a los grabadores. Y, en medio de la charla con LG Deportiva, aparece en escena Fabricio Lenci para burlarse del “mal momento” del “1”. “Estás transpirando”, se le ríe. Pero él, inmutable, agrega buena onda. “Este grupo es bárbaro. Siempre le pone buena cara a todos los momentos. Somos unidos y merecemos lograr cosas importantes”, pide el arquero que desde su llegada, allá por junio de 2011, siempre fue uno de los puntos altos de San Martín. Pero él baja un cambio, pide mesura. “Acá el mérito no es sólo mío. Todos aportamos para que las cosas salgan bien”, tranquiliza Pave.
Un sueño pendiente
El tema ascenso entra en sintonía, salta a escena por peso específico. “Desde que llegué al club tengo el sueño de ascender. Ojalá este año podamos concretarlo. San Martín es un grande de la categoría, pero debemos demostrarlo dentro del campo. En el fútbol nadie gana sólo con el nombre”, explica el boy scout de Bolívar y Pellegrini.
Estar siempre listo es todo un tema. El juego de San Martín muchas veces lo deja muy expuesto. Pero él no se achica nunca. Es más responde más de la cuenta. “El arco de un grande es así”, jura el oriundo de San Luis y agrega: “Es mucho más difícil cuando te llegan una o dos veces por partido que cuando te atacan constantemente. San Martín va siempre al frente y muchas veces los rivales te agarran frío; es complicado. Pero hay que aceptarlo”.
Ganar los juegos consecutivos de local es la obsesión de todos en La Ciudadela. “En nuestra no debemos perder más puntos. Para ascender hay que ganar y ganar”, finaliza el hombre que nunca afloja ni se esconde: Pave, el “1” que quiere hacer historia con San Martín; un capitán con todas las letras.