La cultura tuvo una importancia significativa en el desarrollo de Tucumán. Algunos gobernantes entendieron seguramente la importancia de alimentar el espíritu de sus comprovincianos y acompañaron estas inquietudes con acciones concretas. El gusto por la música y las artes escénicas se vio reflejado en la primera mitad del siglo XIX. En 1838 durante la administración progresista de Alejandro Heredia se inauguró el Teatro Belgrano, ubicado en la actual calle San Martín, junto a la Casa de Gobierno. El coliseo sufrió diversas vicisitudes hasta que finalmente encontró su lugar en San Martín 251, donde abrió las puertas el 6 de julio de 1878. Fue demolido en 1960 y en su lugar se erigió la Casa de la Cultura que se inauguró en 1973.
Los teatros Alberdi y San Martín, inaugurados en un mismo mes y año (mayo de 1912), surgieron también como consecuencia de una necesidad de vida cultural de la sociedad tucumana. Lo curioso es que en casi cien años no volvieron a construirse teatros de esta característica en San Miguel de Tucumán.
El 3 de abril de 1946, a las 21.45, se produjo un acontecimiento que movilizó a la ciudad: abría sus puertas el cine teatro Plaza, con la proyección de la película “Como te quise te quiero”, protagonizada por Merle Oberon, Claude Rains y Charles Korvin. El edificio había sido diseñado por el arquitecto tucumano Alberto Prebisch (1899-1970), autor del Obelisco de Buenos Aires y del cine Gran Rex de esa ciudad. La sala de 1.500 butacas cerró sus puertas en 1992. Comenzó entonces su decadencia. Durante siete años, funcionó una iglesia evangélica hasta mediados de 2011, cuando se mudó a otro lugar. El Gobierno provincial decidió entonces expropiarlo y restaurarlo. Se cambiaron los techos, se renovaron por completo las butacas de la platea y se acondicionaron las de pullman y superpullman (entrepiso y nivel superior, respectivamente), se trabajó en la adecuación acústica. La sala que cuenta con una capacidad de 1.594 butacas será administrada por un consorcio estatal especial tripartito, presidido por el actual secretario de Relaciones Institucionales, a quien acompañarán los titulares de los entes de Cultura y de Turismo, pero su funcionamiento dependerá directamente de la gobernación. La idea inicial es que el auditorio sea empleado no sólo para espectáculos, sino que también fuese usado para la realización de convenciones y congresos nacionales e internacionales. Los titulares de los Entes no tendrán poder de decisión, su misión será aconsejar al presidente del consorcio, quien resolverá su programación. Una de las propuestas es que el Estado realice las contrataciones en forma directa con los elencos, obviando al productor local.
Sería importante que la elección de las propuestas surgiera de un modo democrático y de una justa valoración y que no se cayera en la habitual metodología de “amigos-enemigos”. De la misma manera se debería garantizar la transparencia en el manejo económico de la sala y sería positivo que no se produjeran internas, como ha sucedido hasta hace pocos días, antes de la constitución de este consorcio.
La reapertura del ex cine teatro Plaza es, sin duda, no sólo una gran noticia, sino también la posibilidad de que se convierta rápidamente en una caja de resonancia de la cultura provincial, constantemente alimentada por el talento de sus artistas, intelectuales y científicos que son los que verdaderamente prestigian a Tucumán.