La maduración química de la caña de azúcar se realiza para mejorar el nivel sacarino y también la calidad de la materia prima en cosecha. Constituye la mejor estrategia de precosecha capaz de inducir incrementos considerables y rentables en la acumulación de azúcar. Con esta práctica es factible anticipar la maduración y mejorar la calidad de la materia prima que llega a molienda, comentó Marcelo Fernández, perito agrónomo y asesor cultural y sacarino en caña.

Con el uso de madurativos se busca modificar las condiciones naturales, adelantando el proceso de concentración de sacarosa sin afectar el rendimiento cultural. Además, al favorecer la acumulación de azúcar en los canutos apicales y provocar el desecamiento temprano del follaje, permiten un despuntado más alto, y también disminuir el contenido de material extraño o trash que llega a fábrica.

Los maduradores son productos químicos, en su mayoría herbicidas del grupo de los reguladores de crecimiento, que inhiben la elongación de los tallos sin afectar la fotosíntesis. Los más usados son los herbicidas totales o los graminicidas. El “glifosato” es uno de ellos, pero la recomendación es hacerlo en cañaverales que van a ser decepados. Dentro de los graminicidas esta el “fluazifop”, y en Tucumán se usa mucho el “cletodim” y el “haloxifop”. Hay que tener en cuenta las características ecológicas de cada región, del producto elegido, de la época y dosis utilizadas y de las variedades disponibles para lograr una efectividad superior y rentable.

Época de aplicación

Lo primero que aclaró es el concepto equivocado que tienen los cañeros de esperar que la caña crezca un poco más para la aplicación del madurativo, luego de un verano no muy generoso en cuanto a precipitaciones importantes.

Si se piensa en una cosecha temprana (mayo o junio), todo lo que se logre de crecimiento a partir de abril no serán canutos que llegarán a molienda debido al bajo contenido de azúcar y serán despuntados. Por lo tanto, en nuestra región las mayores respuestas al madurativo corresponden a los tratamientos efectuados a fines de marzo y primera semana de abril (entre 0,80 y 1,50 punto de rendimiento fabril). Posteriormente, las aplicaciones de mediados a fines de abril (entre 0,40 y 1 punto de rendimiento fabril ). Las aplicaciones en mayo, desde la experiencia particular, no adquieren relevancia ya que la caña llega a su maduración natural y no se justifica el gasto.

Es muy importante que a la hora de elegir lo que se va a madurar, exista una previa coordinación y planificación entre el ingenio y el cañero para lograr una cosecha de los lotes madurados en tiempo y forma y, de esta manera, evitar pérdidas de peso y azúcar.

En la elección del cañaveral también hay que tener en cuenta la respuesta de las variedades disponibles al madurativo elegido y a la época de aplicación, dándole prioridad a las ‘socas jóvenes’, que no se observen signos de estrés hídrico, enfermedades o plagas, con aptitud para la aplicación aérea (para esto hay que tener en cuenta el vecindario cercano, la topografía del lugar, los tendidos eléctricos, etc). Al momento de la cosecha también se debería disponer de piso para el ingreso de las cosechadoras. Por supuesto que en la aplicación del madurativo en cañaverales a renovar, las exigencias disminuyen en variedad y nivel productivo.

Control de lotes

En el caso de emplear “glifosato”, resulta conveniente realizar, previo a la cosecha, un control de lotes tratados para determinar el punto óptimo de despuntado (para esto se aconseja verificar con un técnico el nivel de Brix % en los canutos apicales)

El síntoma típico de la aplicación de “glifosato” es el acortamiento de los entrenudos apicales sin efecto necrótico. En cambio, cuando aplicamos como madurativos “cletodim”, “fluazifop” y “haloxifop”, se observa la aparición de un anillo necrótico oscuro seco, y bien definido, formado generalmente en el punto natural de quiebre. Hay que tener en cuenta que cuando se usan graminicidas como madurativos no debe superar las 11 semanas, desde el momento de la aplicación, para realizar la cosecha, ya que a partir de entonces provocan pérdidas significativas de peso.

Conclusiones

La decisión coordinada y responsable de un programa de manejo de maduración química permitirá anticipar el inicio de la zafra, recuperar y concentrar la mayor cantidad de azúcar, elevando el contenido de sacarosa de los cultivos sin dañar su capacidad productiva luego de la aplicación y en el ciclo siguiente. Los maduradores químicos mejoran la eficiencia de la cosecha al disminuir el contenido de trash que llega a molienda. Todas estas mejoras, sumadas al bajo costo de aplicación, nos permite incrementar los ingresos.