Hay herramientas para el manejo de la mayoría de los problemas actuales de malezas, pero el uso correcto requiere de mayor dedicación y del monitoreo frecuente de los lotes. Para el empleo de los herbicidas complementarios o alternativos al glifosato, además, el factor más importante a tener en cuenta es su “ventana de aplicación” (momento preciso), para cuya especificación se cuenta actualmente con un muy buen apoyo técnico por parte de las empresas que los comercializan en la provincia.

Así lo expresó el ingeniero Ignacio Olea, jefe de la Sección Manejo de Malezas de la Eeaoc, durante la charla con LA GACETA Rural, en la que repasó las experiencias y resultados de una reciente “gira de intercambio de información” sobre el tema Ataco RG: Avances para su manejo en Soja y Maíz, realizada en Campo Azul, Leales.

La reunión obedeció a que en Tucumán se detectó la presencia de Amaranthus palmeri con resistencia a glifosato. Se trata de un ataco proveniente de América del Norte, del cual se desconoce cuándo y cómo llegó a la provincia. El foco principal está localizado en el departamento Leales, dentro de un radio de 30 km desde la localidad de Los Puestos, pero se conoce la existencia de manchones en otras localidades.

El encuentro de ahora se relacionó con otro similar realizado el año pasado, en el que se planteó el problema y los resultados logrados hasta entonces. “En aquella oportunidad estuvo dirigido a productores, técnicos de la zona y empresas productoras de herbicidas y ahora, con una audiencia similar, hemos visitado tres explotaciones donde se desarrollaron diferentes experiencias realizadas por los ingenieros Marcelo Luque, Juan Carlos Morales, Gustavo López y las empresas que ellos asesoran, también por César Kairuz (Summit) y la Sección Manejo de Malezas de la Estación Experimental, indicó Olea.

- ¿Cuál es la situación de los atacos en el país y la provincia?

- Para los atacos o yuyos colorados, llamados así en el NOA y en el resto del país respectivamente, han sido encontradas dos especies con biotipos resistentes a glifosato. Una de ellas es Amaranthus palmeri, localizada en el sur de Córdoba y este de San Luis y también reportado en Tartagal y Las Lajitas (Salta), Leales (Tucumán) y Totoras (Santa Fe). La otra es Amaranthus quitensis, descubierto en la provincia de Santa Fe y del que se van sumando reportes sin confirmación de su presencia en diferentes provincias. Esta dispersión geográfica se relaciona con el traslado y la operación de máquinas cosechadoras desde zonas infestadas y cuya limpieza es un aspecto que continúa siendo subestimado como una importante medida preventiva.

- ¿Son iguales las dos especies?

- En las etapas iniciales son casi idénticas; después el A. palmeri puede distinguirse por su prefoliación y el largo de los peciolos. En la floración es cuando se los distingue bien, ya que éste es dioico, por lo que existe un “ataco macho” con una apariencia que no habíamos conocido hasta ahora. Saber distinguir las diferentes especies y dar importancia a su respuesta al glifosato es el inicio de la preparación para combatirlas. Por ejemplo, para el biotipo local de A. palmeri, cuando es tratado con este herbicida con las dosis usuales, se encuentran plantas que mueren y la mayoría muestra síntomas de estar afectadas, pero luego rebrota en grado diverso. Ese comportamiento confunde y luego se advierte tardíamente al problema.

- ¿Dónde radica la peligrosidad de estas especies?

- El mayor peligro radica en que ambas ya tienen en nuestro país biotipos resistentes a herbicidas con mecanismo de acción por vía ALS. Esta capacidad convierte en inútiles para su control un buen número de productos comerciales. Todavía no hay una confirmación científica del apilamiento de ambas resistencias en un mismo biotipo, pero son muchas las experiencias de campo que inducen a pensar en su existencia. Afortunadamente, el A. palmeri de Tucumán sólo es resistente a glifosato.

Otro aspecto importante es el manejo de la oportunidad de control. Ambos Amaranthus (quitensis y palmeri) son especies anuales estivales, cuyas emergencias se producen por camadas (cuatro o más) desde que comienzan las lluvias y hasta el fin de la temporada cálida. A diferencia de lo que sucedía con el glifosato, ahora existe un alto riesgo de fallas en los manejos post emergentes, ya que alguno de los pulsos de emergencia puede escapar y se conoce que una planta bien desarrollada por metro cuadrado hace nula la producción en esa superficie. Esto se debe a la velocidad con que crecen y a la ineficiencia de la mayoría de los herbicidas para controlarlas cuando éstas superan los 50 centímetros de altura. Por ello, la decisión de aplicación debe tomarse cuando las plantas son pequeñas, porque ese límite lo alcanzan en poco tiempo. Este año ocurrió un temporal de lluvias en el lote destinado a ensayos en post emergencia, y cuando pudimos trabajar lo más eficiente fue el machete.

- ¿Cuál sería la estrategia para su manejo?

- El manejo de las malezas que se originan por semillas, y muy especialmente de las que lo hacen por camadas, debe realizarse preventivamente mediante el empleo de herbicidas residuales. De éstos, y selectivos con los cultivos de soja y maíz, existen algunos herbicidas para el control de atacos, los cuales no deben ser asumidos como herramientas idénticas, por cuanto difieren en sus períodos de protección, espectro de control para otras especies y requerimientos hídricos para su activación. En todos los casos, para poder mostrar las ventajas de su empleo necesitan de la inexistencia de plantas sobrevivientes del barbecho químico, y cuando se los combina en mezclas de amplio espectro se puede controlar a la mayoría de las especies presentes en el lote.