En el programa de la gira de Juan Pablo II por Argentina de 1987 no se incluía a Tucumán. Sin embargo el 8 de abril, el “Papa Peregrino” se encontró en la ciudad de la Independencia con una multitud, estimada en 100.000 personas. Modificar el mencionado acuerdo, fue un gran desafío y costó mucho. Cuento cómo se logró.
Cuando se supo que el papa no visitaría Tucumán, hubo una profunda desilusión. De inmediato solicité una reunión con monseñor Horacio Bózzoli, por ese entonces, arzobispo de Tucumán, quien confirmó que su Santidad no vendría a Tucumán. También comentó que en el encuentro del Episcopado Argentino, había defendido los merecimientos de Tucumán para recibir la gracia de la visita del papa. Como presidente de Canal 8 de Tucumán, disponía de información directa y me permitía acceder a distintas personalidades con mayor facilidad. Sin embargo, las instancias políticas del orden provincial, nacional e internacional, no generaron cambios.
Entonces, junto a Alberto Lombana y Tiburcio Padilla, gerente general de Canal 8 creamos la “Agencia Virtual de Noticias Internacionales”. Inmediatamente enviamos al mundo un “cable” informando sobre el dolor y la frustración que sentían todos los tucumanos. La respuesta no se hizo esperar, distintos medios de comunicación masivos de Italia, solicitaron más detalles e información. La estrategia fue instalar en Roma la discusión por Tucumán.
Se generó tal interés que finalmente el Vaticano envió al actual carnal Tucci a Tucumán, para que escuchara los fundamentos. Y, al poco tiempo, la visita fue programada.