La escuela es el edificio más grande de la comuna. Cuatro calles de tierra surcan su reducido casco céntrico y un canal de agua divide en dos a La Esperanza, un pueblo metido en los lindes de los cerros de Tafí Viejo.
Los niños fueron los primeros que llegaron ayer a la Escuela N° 59 Domingo Matheu. Ver a la Selección en pantalla grande era una propuesta seductora. Pero cuando entraron al salón en el que se iba a transmitir el enfrentamiento entre Irán y Argentina, los técnicos que trabajan en el proyecto Cine Móvil del Ente Cultural, todavía estaban preparando los equipos.
Era media mañana y faltaba mucho para el inicio del juego que se convertiría en el pasaje a octavos de final de la Argentina. Y como los chicos querían ponerle alegría a la previa del partido, organizaron un “picadito” en una cancha rodeada por alambres de púas. Pero acá no había camisetas, presiones ni tribunas y las mujeres también estaban invitadas a correr detrás de una réplica de la Brazuca con la que Lionel Messi selló el agónico 1 - 0 que significó el triunfo de la Argentina.
“La Pulga” es el preferido de estos niños que disputaron un partido mucho más abierto -terminaron 5 a 4- que el que tuvieron que ver después. Luis Díaz, el casero de la escuela, devenido director técnico de las inferiores de La Esperanza, aprovechó la ocasión y presumió con una vitrina colmada por los trofeos que ganaron los equipos que dirigió. Y, de paso, hizo saber que los pibes y las nenas de las inferiores necesitan un equipo completo de camisetas para presentarse en los torneos en los que competirán.
El “picadito” fue la antesala perfecta para la película Metegol, un filme animado que dirigió Juan José Campanella y que, como no podía ser de otra manera en medio de esta fiebre mundialista, despliega una entretenida metáfora acerca de cómo los argentinos solemos hacer girar nuestras vidas en torno del fútbol.
La película empezó pero no llegó su fin porque la transmisión satelital mostraba que los jugadores estaban listos para salir a la cancha. Por eso, lo técnicos tuvieron que suspender la función y ajustar los receptores de la señal de la Televisión Digital Abierta. En ese momento, el relato de los comentaristas que alimentaban ansias esperando el inicio del juego se mezclaba en el aire con el sonido inconfundible tropical de la banda santafesina “Los Palmeras”. Dos familias que llegaron sacudiendo banderas de Argentina trajeron consigo la ahora clásica vuvuzela que dejó como legado el Mundial de Sudáfrica y un grupo de adolescentes se sumaron a los niños que, desde temprano, esperaban por el partido. Estaba todo listo. Sólo faltaba el pitazo inicial.
Fueron 45 minutos tensos. La goleada que se esperaba para el primer tiempo de Argentina-Irán nunca llegó y, aunque nadie insultaba, el nerviosismo se iba apoderando de esta afición de unos 40 hinchas que se juntaron para alentar a la Selección.
El entretiempo llegó como un alivio. Alejandro Cansino, uno de los precursores de la llegada del Cine Móvil a La Esperanza, puso en palabras lo que, al parecer, es un sentimiento generalizado en la hinchada argentina. “A este equipo le falta corazón y sin corazón no se puede ganar nada. Mi jugador (Carlos Tevez) preferido no está en la Selección y este es un partido en el que lo necesitamos mucho”, analizaba Cansino mientras esperaba el segundo tiempo. Pero, en el medio de la típica discusión futbolera, las hermanas Sabrina y Juliana Bejas desbordaban de gentileza mientras repartían panchitos entre la comitiva.
Estas jóvenes también integran el grupo que organizó esta jornada recreativa en la comuna y, además, fueron las responsables de organizar el sorteo de una casaca suplente de la Selección. Camiseta que se llevó Natalia, una de las niñas que había estado jugando al fútbol antes de que comenzara el partido. “Hacemos esto para que los chicos puedan disfrutar del Mundial”, decía Sabrina antes de entrar en la disyuntiva de si prefería a Messi o al Kun Agüero. Pero esa disputa acerca de estos astros no se definió por cuestiones futbolísticas. “Messi es muy bueno en todo lo que hace, pero el ‘Kun’ es un morocho fachero”, sentenció Sabrina.
A diferencia de ella, Juliana, su hermana, se despachó con un análisis más minucioso. “Juego de 11 en el equipo del pueblo y Messi es increíble en todo lo que hace. Es muy ordenado, tiene una gran capacidad y es muy conocido. Por eso me gusta”, explicó la joven volante de La Esperanza.
Esta iniciativa a la que se sumó LG Mundial seguirá a la Selección hasta la instancia que logre arribar en esta Copa del Mundo. El director de Medios Audiovisuales del Ente Cultural, Rafael Vásquez Rivera, remarcó por su parte que la idea del Cine Móvil, auspiciado por el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa), es acercar la cultura cinematográfica argentina a comunidades apartadas de la capital.
El segundo tiempo también fue un suplicio. Cada vez que los jugadores argentinos chocaban contra la muralla iraní, los chicos y los grandes se quejaban airadamente dejando salir su bronca por el empate en cero. Todo parecía perdido. Los niños buscaban divertirse con otra cosa hasta que, al borde de la decepción, llegó la mágica zurda de Lío Messi para marcar el gol que trajo los puntos de la clasificación. El griterío tapó el sonido de los parlantes y la alegría borró la angustia. Ojalá pase de nuevo.