Lo interesante de pasarse un día viajando en pleno Mundial es el oxígeno que aporta un buen rato aislado del fútbol. Un paréntesis entre la lesión de Agüero, la sanción a Suárez o el resultado de Bélgica-Corea del Sur, por ejemplo. Claro que también permite comprobar que los problemas en los vuelos de cabotaje no son exclusivos de la Argentina, como más de uno supone. En Brasil también se demoran. O provocan alguna situación curiosa. Ocurrió en un avión de Gol, con el carrito rebosante de bebidas, sándwiches y golosinas. El cronista, hambriento y confiado, hace acopio de vituallas como para tirar hasta la noche. Y cuando da las gracias la azafata le explica: “son 35 reales”. ¿No era un servicio al pasajero? “No, señor. Es un servicio de bar”, explica, casi poniendo los ojos en blanco. En fin, hubo que devolver la vianda.
Más dramática es la situación en el tramo Porto Alegre-San Pablo. La ruta es una montaña rusa porque las turbulencias se ensañaron con el vuelo de TAM. El Airbus parece una coctelera en manos de un barman diabólico. Junto al cronista, una señora se enrolla un rosario en la mano derecha y durante 40 minutos exactos reza en voz alta. Del otro lado, en lugar de contenerla y distraerla, el marido le dice que está haciendo un papelón. Ella se pone más nerviosa e invoca a la Virgen María. “¡Sssshhhhhh!”, se queja él. “Ruega por nosotros los pecadores…”, replica ella. Y así hasta que Nuestra Señora se apiada de la dama y el avión toca pista.
Las interminables horas en los aeropuertos abren también la puerta de diálogos interesantes. Luciana es abogada, nació en una pequeña ciudad del Estado de San Pablo y vive en Porto Alegre. Ella está cansada de la corrupción y de la inflación, dos males que -subraya- están hundiendo a Brasil. Afirma que votará por Aecio Neves, el gobernador de Minas Gerais, en las elecciones que se celebrarán después del Mundial. Resalta que Dilma Roussef es una completa decepción. Más tarde la charla es con Pedro, un amante de los buenos vinos que viajó a Mendoza para conocer la bodega Catena Zapata y promete descubrir pronto Cafayate. Pedro dice que antes de Lula y de Dilma existía otro Brasil, que las políticas sociales y educativas son únicas y que Aecio Neves es el candidato de los grandes medios, que atacan sistemáticamente a la Presidenta. Cualquier parecido con la Argentina no es ninguna coincidencia.
Así, ya de noche, con un día ¿perdido? entre vuelos y aeropuertos, Belo Horizonte recibe al cronista con la novedad de que la ciudad está colmada de chilenos. Pero a no hacerse ilusiones, porque mañana, en el Mineirao, el amarillo del anfitrión copará con creces la parada. Es hora de meterse nuevamente en la Copa del Mundo.