La falta de alternancia en el ejercicio del poder se paga y con creces. El analista Carlos Pagni considera que esa carencia perjudica a Tucumán: “la provincia ha sido víctima en estos años de una patología política de la que derivan muchos otros males: el desequilibrio de poder”. Según su opinión, los tucumanos debieron pagar la gobernabilidad, que era tan esquiva, con el impuesto de soportar a un Gobierno con malos modales institucionales y grandes sospechas de corrupción.
“Los que queremos a Tucumán, por todo lo que ese lugar representa para nuestra política y cultura, deberíamos desear que la democracia en la provincia sea más competitiva. Es decir, que se vuelva verosímil la alternancia en el poder”, expresó por escrito Pagni. Invitado por LA GACETA, el columnista político del diario La Nación (sus análisis también son publicados en este diario) disertará hoy a partir de las 20.30 sobre “La transición y el nuevo mapa del poder” en el teatro del hotel Hilton Garden Inn (calle Miguel Lillo número 365).
El periodista y profesor de Historia negó que al argentino promedio no le interese la corrupción del poder. “Sí es verdad que nos sensibilizamos frente a la corrupción cuando entramos en ciclos de malestar económico y de ajuste. Existe una especie de pacto mafioso con los gobiernos, por el cual, si un gobierno ofrece bienestar no se le pregunta por su calidad institucional ni por su decencia”, opinó Pagni, que también se desempeña como consultor de instituciones públicas y privadas.
Respecto del castigo a la corrupción, Pagni dijo que por supuesto que la Justicia tiene pendiente una investigación profunda de los patrimonios de los funcionarios públicos. “Pero no creo que eso sea posible mientras exista un monopolio de poder como el de estos años. Sin competitividad política y sin la perspectiva de la alternancia, la autonomía del Poder Judicial es una quimera o un rasgo heroico de un puñado de jueces”, advirtió. A continuación, recordó que para que los gobernantes sean controlados debe haber una Justicia independiente: “y para que ello sea posible debe haber, a su vez, equilibrio de poder”.
Un proyecto familiar
Pagni, que nació en La Plata (Buenos Aires), en 1961, manifestó que la recesión de Brasil supone para Argentina un menor ingreso de dólares en un momento en el que la economía necesita incrementar el acceso a la moneda estadounidense.
De todas maneras, según su perspectiva, el principal problema para la economía del país está fronteras adentro: “la inflación distorsiona las decisiones económicas: sumerge a la gente en la pobreza, recorta los salarios, impide el financiamiento y retrasa el tipo de cambio. Además, existe un problema de insuficiencia energética que se ha convertido en una dificultad macroeconómica, por las divisas que demandan las importaciones de combustibles”.
En cualquier caso, la inflación posiblemente sea parte de la herencia que recibirá el grupo que suceda al kirchnerismo. Pagni expresó que este Gobierno ya sabe que se va; que ha decidido abandonar el poder sin dejar un heredero y que, por lo tanto, no tiene estímulos para hacer ajustes o reformas que beneficien al próximo gobernante. De las gestiones de los presidentes Néstor y Cristina Kirchner, el analista rescata la “saludable reivindicación” de la autonomía de la política frente a los poderes fácticos. “Pero pusieron esa reivindicación al servicio de un proyecto de poder familiar con tintes autocráticos”, matizó. Y añadió: “la autonomía de la política, cuando se combina con el debilitamiento institucional, degenera en una censurable intervención autoritaria del Estado en la vida de las personas”.