La desazón y la incertidumbre se instalaron en La Ciudadela. San Martín, en otra tarea individual y colectiva para el olvido, perdió 1-0 frente a Mitre de Santiago del Estero y parece estar despidiéndose del ascenso directo.
El “santo” cambió piezas respecto al cotejo que igualó frente a Gimnasia y Tiro, pero repitió los errores que fueron una constante desde que se inició el torneo. Hay un viejo precepto en el fútbol que indica que cuando no podés ganar los partidos, por lo menos no los tenés que perder. Y San Martín, como había ocurrido en el cotejo de la fecha 2 contra Zapla, se quedó con las manos vacías en la última jugada del encuentro.
Se descuidó en el momento preciso y lo terminó pagando caro, cuando Marcos Prieto aprovechó un grueso error de Franco Zambrano para darles un premio excesivo a los santiagueños. Los simpatizantes “santos” empezaron a repasar mentalmente cada una de las situaciones propicias que San Martín había despilfarrado a través de los 90 minutos. Y no podía entrar en razón por lo que estaba ocurriendo.
No es la primera vez que se avisa que este presente de San Martín no es casualidad, sino una causalidad de las cosas que no se hicieron bien desde el arranque. Es verdad que ninguno de los rivales, dentro del campo de juego, fue superior a los “santos”. Pero la gran diferencia estuvo en que se encontró con rivales inteligentes que sacaron provecho de descuidos impropios de quien se considere candidato al ascenso directo.
Ayer, no fue la excepción, más allá del espejismo de los primeros 15 minutos del cotejo, cuando la dupla Silva-Galvaliz mostraba cierta coherencia en su accionar. Pero sabemos que una golondrina no hace verano, porque en los restantes minutos, con más ganas que fútbol, el equipo trató de vulnerar a Gongora que tenía un escudero como Jesús Nievas que sacó todo por arriba. Hasta ese instante final, cuando Prieto facturó y dejó a toda Ciudadela en silencio que luego explotó de bronca.