Rodolfo Melhen - Empresario turístico
Fui el primero en traerlo a Tucumán. Eso fue en diciembre de 1980, cumpliendo la promesa que le hice a mi hijo Nahun (entonces tenía 5 años). Él me pedía que trajera a Tucumán a “El Chavo”; me insistió tanto que tuve que hacer un esfuerzo económico importante para cumplir mi compromiso como padre. Como la promesa era que “El Chavo” visitara al jardín de infantes “Pequeño Mundo” al que concurría Nahun, también logramos llegar hasta ahí. Los chiquitos enloquecieron, incluso mi hija Mariana, que entonces tenía 3 años.
Cuando “Chespirito” llegó a Tucumán se desató una locura, desde que arribaron al aeropuerto Benjamín Matienzo, mientras estuvieron alojados en el Hotel Corona (9 de Julio y 24 de Septiembre) y cuando visitaron el Hospital de Niños y recorrieron las calles, por ejemplo, para cruzarse desde el hotel hasta la Casa de Gobierno. Ese día, el general Antonio Merlo, entonces gobernador, nos hizo un cordón con soldados del Ejército para poder llegar, porque me había pedido conocerlo.