La campaña 2013-14 será recordada por mucho tiempo por los productores citrícolas de la provincia debido a que, finalmente, la merma productiva fue superior al 50%, resultado que avaló el pronóstico de principio de temporada, aún considerando la fruta que se cosecha para mercado interno e industria en estos últimos días. Los efectos de las heladas de julio y agosto de 2013 y la sequía de la primavera e inicio del verano pasado tuvieron una fuerte repercusión en los niveles productivos de las quintas. Si bien en algunos casos las mermas no superaron el 30%, en otros, fueron casi totales.
“Un dato positivo: los precios internacionales de la fruta fresca y de los derivados contribuyeron en alguna medida a equilibrar las cuentas de los productores menos afectados”, manifestó Hernán Salas, coordinador del Programa Citrus de la Estación Experimental Agroindustrial “Obispo Colombres” (Eeaoc).
En cuanto a las condiciones ambientales, recién en febrero de este año se normalizaron las lluvias, lo cual provocó una reacción favorable en las plantas llegando, inclusive, a florecer en algunos casos (no abundante). Ello permitió la disponibilidad de una cantidad limitada de fruta para el verano siguiente.
El invierno de este año no se caracterizó por la ausencia de heladas, lo cual favoreció a la producción de frutos de verano, por un lado, y a la continuidad del proceso de recuperación de las plantas, por el otro, luego de estar las mismas fuertemente afectadas.
A fines de invierno, se produjo la primera floración importante de la campaña, que fue seguida por otras de menor intensidad. No obstante, durante los meses de octubre y noviembre se observó un derrame importante de frutos pequeños.
Desde junio en adelante, si bien no alcanzaron la media histórica en los sitios de producción citrícola, el déficit de lluvias fue menor al de la campaña pasada, siendo noviembre el período en el que las diferencias se marcaron en forma notable. En este, el mayor retraso de lluvias se advierte en la zona norte, mientras que en el resto de las zonas, la situación tiende a normalizarse.
En numerosas quintas es posible observar la aparición de flores (en escasa cantidad) aún hoy, que, dependiendo de las condiciones ambientales, también llegarían para la campaña 2015. Esto permitiría inferir que la producción para la campaña del próximo año, si bien superaría a la de 2014, nuevamente sería inferior a los volúmenes alcanzados en los últimos años.
Otra situación a destacar en noviembre fue la ocurrencia de granizo en un amplio sector de la zona productiva central de la provincia, lo que ocasionó daños de diversa magnitud en algunas quintas de Ischilon, Cochamolles, Sauce Huascho, Caspinchango, Famaillá y Lules, comentó el técnico.
También insistió en la necesidad de preservar la excepcional situación de Tucumán respecto del HLB. “Estamos calificados hoy como zona 1, es decir, ausencia del vector y la bacteria. Esto nos diferencia del resto de las zonas productoras del país. Salta, Jujuy y gran parte del litoral están en zona 2 –con presencia del vector-; mientras que en el NEA, hay un sector de zona 3, con presencia de vector y bacteria, y una zona 4 de contingencia, donde se detectaron plantas infectadas que ya han sido erradicadas”, comentó.
“Sigue siendo de vital importancia mantener a la provincia en el status de zona 1. Hacemos, por tanto, un nuevo llamado a la conciencia de todos los ciudadanos -vinculados o no a la producción citrícola- para que tomen extremas precauciones en el sentido de no traer materiales (frutas y plantas) de otras regiones. Sí, está permitido, por caso, traer frutas previamente lavadas, cepilladas y procesadas en empaques”, añadió.
El traslado de material vegetal sólo puede realizarse a través de los centros de saneamiento. “Nadie puede trasladar frutas o plantas de manera particular. Trasladar plantas desde el NEA en forma particular sería una actitud sumamente irresponsable”, enfatizó Salas.