Dureza inusitada. Etapas eliminatorias de principio a final, inhumanas, brutales. Infierno y muerte. Ninguna de estas palabras son inventadas para calificar lo que se está dando en el Rally Dakar 2015. Son (algunos) de los términos que utilizaron los pilotos para describir lo que vienen sintiendo, sobre todo después de lo sucedido en los tramos dos y cuatro. A los números me remito: al cierre de esta edición, estaban clasificados en el final de Copiapó, 238 vehículos, sobre 406 que largaron. De hecho, al comienzo de la jornada de hoy la cifra puede mejorar, en razón de que muchos se vieron obligados a pasar la noche en el desierto y reanudar la marcha en la madrugada. A este ritmo y con diez etapas aún por delante (casi todas las de Chile, la indescifrable de Bolivia, más los tramos maratón y el retorno por Argentina), quién sabe cuántos llegarán. La mano de este Dakar viene dura, ¿se les fue la mano?