“En la zona que recorrí detecté un 50%, aproximadamente, de avance de la siembra de soja, limitados por la falta de lluvias; se hizo muy poco maíz. En noviembre hubo buenas precipitaciones, al igual que en diciembre -que nos permitió dar el primer golpe de siembra-, pero en los últimos 15 días las precipitaciones han sido muy irregulares. Algunas lluvias puntuales fueron buenos, facilitando un segundo golpe de siembra, pero esperamos que aparezcan lluvias más importantes, tanto para los campos ya sembrados como para los lotes que están sin sembrar”. El resumen pertenece al ingeniero Juan Carlos Morales, de la consultora Rurais, quien habló con LA GACETA Rural luego de recorrer las zonas productivas sojeras de Tucumán y su zona de influencia (este de Tucumán, sur de Catamarca y este y sur de Salta).

En el ‘primer golpe de siembra’ se utilizaron variedades ‘cortas’ y ‘largas’. Ahora, se están empleando variedades más cortas, que se denominan de ‘ciclo indeterminado’. “Esto cambia el panorama porque ya estamos en enero, ya que nuestro límite de siembra es mediados de este mes”, señaló Morales con preocupación.

Bolillera y picudo

En su recorrida, el asesor agropecuario reconoció que “se están viendo ataques de ‘oruga bolillera’ sobre la soja; también hay otros complejos de orugas de menor importancia.

Incluso, hasta apareció ‘picudo negro’ de la vaina, no con una fuerte presión, pero ya es un preaviso a tener en cuenta”.

Malezas resistentes

En materia de malezas, Morales dijo que, en la etapa de presiembra, “hubo retrasos en los barbechos, lo que significó que no hubo buenos controles antimalezas”. En este punto, el consultor reconoció que “sigue el avance de las malezas resistentes a glifosato”, un problema complejo desde hace varias campañas.

“Esto exige el uso de herbicidas específicos, más caros que los que se usan tradicionalmente, lo que significa que el productor debe absorber mayores costos y reducir su rentabilidad”, comentó.

Ecuación

El consultor agropecuario reconoció que el productor está afectado en sus necesidades financieras. “Por eso, el agricultor está comprando menos insumos para su campo; antes, compraba sus paquetes tecnológicos para toda la campaña, pero ahora solo adquiere lo necesario”, resaltó.