“La siembra viene atrasada. Estimo que, sobre lo inicialmente planeado, hasta ahora se hizo el 30% de la superficie, fundamentalmente porque falta mucha agua en los perfiles, pero todavía hay algo de margen como para terminar de sembrar”, evaluó Luis Bernardo Frau, vicepresidente de la Cooperativa Unión y Progreso de La Ramada, departamento Burruyacu, al noreste de Tucumán.

“La últimas lluvias importantes fueron en diciembre pasado, que en algunas zonas dejó hasta 35 mm de agua, lo que permitió recargar los perfiles. Pero hasta ahora seguimos descapitalizados en agua porque las lluvias son muy escasas. Y con esto pierden todos los cultivos, no sólo la soja y el maíz, sino también el citrus, la caña de azúcar, etc”, observó.

“Como también está atrasada la siembra de soja en muchas zonas de la provincia, los productores estirarán esos plazos hasta las fechas tardías, lo que implica que si tampoco así completan los campos con la oleaginosa como calcularon, con seguridad se volcarán al maíz. Pero de cualquier manera, tiene que llover mucho y estabilizarse los volúmenes de agua en los suelos”, amplió el productor su balance sobre la campaña maicera 2014-2015.

“Hablemos de números”, respondió Frau aceptando el convite de LA GACETA Rural para analizar la ecuación económica del productor.

“Los números están muy ajustados. Vendemos nuestra producción a través de la Cooperativa a un importante fabricante de cervezas, porque hacemos un maíz especial para ellos. “Nuestro principal problema son los altísimos costos que enfrentamos, porque los insumos -que siguen subiendo- están en dólares. Gastamos igual cantidad de dólares que el año pasado, pero los precios no aumentaron en igual proporción en la moneda estadounidense”, se quejó Frau.

El productor reconoció que hay productores que, ante la crisis económica que enfrentan, no compran semillas, híbridos, originales. “Están sembrando maíces hijos de esos híbridos; lo hacen para abaratar costos y no dejar de rotar en su trabajo a campo. Pero esos productores tendrán menores rendimientos; aplican esos maíces en zonas desfavorables o en zonas ‘doble propósito’ que producen para consumo animal”, explicó.

A modo de conclusión, Frau trazó el siguiente panorama: “Hay productores que están arrendando sus campos; pero como no cuenta con la mejor tecnología, tendrá muchas complicaciones. Hasta el momento viene mal; el daño ya está hecho, y no se podrá reparar ese daño. Entonces harán menos soja y menos maíz, por más que obtengan buenos rindes, que con seguridad serán menores a los de la campaña pasada. Y si a esto le sumamos los bajos precios, es complicado el contexto productivo y económico”.