Aunque comienza el diálogo comentando que su salud no es buena y que no le conviene exaltarse, Rodolfo Danesi no puede con su genio y se apasiona mientras desgrana sus recuerdos sobre la causa AMIA. “No quedan dudas sobre cómo ocurrió el atentado”, dice con vehemencia el doctor en Ingeniería y profesor emérito de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT). Según su opinión, existen pruebas de sobra para entender qué pasó ese luctuoso 18 de julio de 1994. “El caso es clarísimo, pero ocurre que en nuestro país existe todo un contraespionaje que oscurece y confunde las cosas, como está sucediendo en el presente respecto de la muerte del fiscal Alberto Nisman”, compara.
Danesi es una voz autorizada en el tema porque junto con otros dos expertos en Estructuras, Bibiana Luccioni y el mendocino Daniel Ambrosini, y un equipo de colaboradores, practicó la peritación que explicó la mecánica del proceso de colapso de la sede de mutual. “El informe que hicimos es contundente. La camioneta Trafic llegó hasta la puerta de la AMIA y estalló. Nosotros simulamos computacionalmente cómo ocurrió la explosión, que destruyó las dos columnas principales del edificio. Luego, este se derrumbó por acción de la gravedad”, afirma el ingeniero de 80 años, que también elaboró un estudio técnico sobre el atentado contra la Embajada de Israel acaecido en 1992.
“En ese caso, la bomba estaba adentro. La otra diferencia es que la embajada era un palacio: los terroristas actuaron con mucha sabiduría y conocimientos de estructuras puesto que para producir el gran daño que ocasionaron, les bastó con colocar una pequeña cantidad de explosivos en una columna principal. Digamos que la bomba entraba en una caja de zapatos”, recuerda. Enseguida agregra que en el caso de la AMIA había entre 300 y 400 kilos de explosivos. “Pero la sede era de mala calidad”, especifica.
El estudio de la AMIA deparó a Danesi, Luccioni y Ambrosini el reconocimiento internacional. “Presentamos las conclusiones en los Tribunales de Comodoro Py (Buenos Aires) en diciembre de 2001, en la época de la crisis de Fernando De la Rúa. Luego repetimos la simulación varias veces: fue un gran éxito para la UNT”, agrega con emoción, como si estuviese reviviendo esa conquista profesional.
De mal en peor
La actuación impecable de los peritos, la certeza de los hallazgos y la fama que adquirió la peritación contrasta con el hecho de que la Justicia no pudo emitir ninguna condena en los 20 años que siguieron al atentado de la AMIA. El primer juicio oral celebrado al efecto terminó en escándalo: los jueces Miguel Pons, Gerardo Larrambebere y Guillermo Gordo concluyeron que sólo estaba probado que el edificio de la AMIA había sido demolido como consecuencia de la explosión de una bomba colocada dentro de la camioneta Trafic vendida por el mecánico Carlos Telleldín. No fue posible descubrir nada sobre los autores materiales: ni cómo entraron o salieron del país ni de dónde vinieron los explosivos ni quiénes fueron los cómplices locales. Este fracaso propició la creación de la Fiscalía AMIA, que Nisman encabezó hasta el 18 de enero. Telleldín irá a juicio otra vez, pero los funcionarios iraníes imputados por el fiscal siguen en su madriguera.
Hacia el final de la conversación, Danesi deja el entusiasmo de lado y analiza que el atentado contra la AMIA es un episodio triste porque el país acababa de vivir la voladura de la Embajada de Israel. “Veníamos de un hecho espantoso y hubo otro más grave”, analiza el experto, que en 2003 asumió como legislador provincial por el partido Ciudadanos Independientes. Entonces inspira y sentencia: “las instituciones de nuestro país no son transparentes. Considero que el sistema de seguridad no puede seguir estando en manos del Poder Ejecutivo. Hay que ser valiente, jugarse y decirlo”.