INGLATERRA.- En este rincón, con 1.79 metro, 80 kilos y guantes rosas, el defensor del Stoke City: ¡Phil Bardsley! Y en este rincón, con 1.76, 83 kilos y guantes blancos, el delantero del United: ¡Wayne Rooney! Sobre un ring improvisado, sin cuerdas ni árbitro, los ex compañeros en Manchester se enfrentaron a golpe limpio en la cocina de la mansión del goleador. El ganador por knock out fue el marcador central, que después de un cross de izquierda dejó tirado en el suelo a la estrella de la Premier League.
Más allá de la buena onda entre los ex compañeros (los golpes al aire volaban entre sonrisas), lo cierto es que Rooney cayó en cuestión de segundos, cerca de golpear su cabeza contra las patas de un mueble. El golpe de Bardsley a la mandíbula fue tan violento que el ídolo de los Diablos Rojos no podía levantarse. Para aclarar cualquier confusión, Rooney protagonizó este fin de semana uno de los mejores festejos del campeonato: luego de convertirle a Tottenham, se tomó revancha contra él mismo: tiró unos golpes al aire y cayó desplomado contra el césped. Divertido, ¿o no?