Los técnicos de la Sección Manejo de Malezas de la Eeaoc señalaron que observan un “leve aumento en la superficie sembrada de trigo”, seguramente “impulsada por una mayor disponibilidad de agua a la salida de los cultivos de verano”. “Muchos lotes explotados este año tuvieron un gran aporte de semillas de malezas por barbechos sucios de años anteriores”, y ello llevó a que “la presión de malezas fuera dispar en las diferentes zonas y explotaciones”. Esto se acentúa si consideramos que “se trata de un cultivo cuyo manejo suele ser básico, desde el punto de vista de los herbicidas, dada la baja rentabilidad actual”.

La mayor presión de malezas estuvo dada por los “cardos”, “nabos” y “nabillos”, seguidos por gramíneas como “cebadilla criolla” y “avenas”, que son las principales especies invernales que afectan este cultivo.

Los factores principales que determinaron el comportamiento de estas especies fueron la fecha de siembra y la atípica disponibilidad de humedad a esta altura del año. A esto se suma la ausencia de heladas, lo que permitió también que la soja “guacha” sea también un problema en algunas explotaciones.

“Aquellos trigos sembrados temprano, sobre terrenos bien barbechados, lograron establecerse y tener excelentes desarrollos”. Esto les permitió competir bien con la mayoría de las malezas. Sin embargo, en algunos casos donde la presión de malezas fue alta y no se realizaron manejos en post-emergencia, la situación es más compleja.

“En las siembras tardías, y a pesar de que los barbechos permitieron controlar la mayor parte de la comunidad de malezas emergidas, el escaso desarrollo vegetativo actual podría permitir la proliferación de especies invernales y primaverales, hacia el final de ciclo del cultivo”. Esto se vería acrecentado por las recientes precipitaciones, que podrían promover la germinación anticipada de muchas especies.

En cualquiera de los casos, el productor debe ser muy cuidadoso con el uso de herbicidas hormonales (como 2,4-D o dicamba), ya que existen riesgos de afectar el desarrollo adecuado de las espigas y el rendimiento, si son aplicados luego del inicio de la encañazón.

La rotación

Finalmente, destacaron que, además de la posible rentabilidad de su producción, “se debe tener en cuenta el impacto positivo que tiene sobre el sistema la rotación con cultivos de invierno, como el trigo y el garbanzo”.

Entre los aspectos importantes está “la disminución de la presión de malezas otoño-invernales”, las cuales de otra forma son muy difíciles de controlar en la primavera. Además, al igual que los llamados “cultivos de cobertura”, estas prácticas permiten, en muchos casos, retrasar la emergencia de malezas primavero-estivales, por lo que se los considera parte fundamental de las estrategias de manejo integrado de especies problemáticas resistentes o tolerantes al glifosato.