“El trigo está entre fin de macollaje y principio de espigado, y algo en llenado de grano. La humedad es buena. Estimo que en Tucumán habrá una buena calidad de plantas y un muy buen rendimiento, en promedio”, describió Luis Frau, productor de granos y vicepresidente de la Cooperativa Unión y Progreso La Ramada, departamento Burruyacu, al NE de Tucumán.

“Por qué hice trigo este año? Con las lluvias, el trigo se convirtió en una mejor alternativa para el invierno. Entonces, me lancé a sembrar, para ver si sacaba algo de renta y para que me quede el campo más limpio para la campaña de granos gruesos”, señaló.

Frau reconoció que hay muchos productores en Tucumán que atraviesan una crisis profunda. “Como hay campos con muchas malezas y es muy caro controlarlas adecuadamente por los altos costos de los agroquímicos, muchos productores no hicieron nada de trigo; también incidió la falta de semillas de trigo”, mencionó.

Entonces, ¿se hizo trigo para salvar la caja”, preguntó LA GACETA Rural. “En nuestra zona no esperamos obtener beneficios económicos. El trigo, más que nada, es un cultivo de invierno que compite con las malezas. Nuestra ecuación económica es terminar empatados, con tal de tener menos malezas y el campo más limpio, más ordenado; nunca tenemos ganancia, nunca tenemos rentabilidad”, consideró respecto del cultivo.

Respecto de la cosecha (octubre y noviembre), el cooperativista espera que “no haya lluvias para que podamos obtener trigo de buena calidad”. “Pero si llueve, el trigo se humedece; entonces, el grano entiende que debe crecer y desarrollarse y termina brotándose, lo que deriva en menor peso y menor calidad. Por eso, los molinos nos descuentan por esta menor calidad. Es mejor que no llueva”, concluyó.