Juventud, espectáculos, ferias, lindos paisajes, contacto con la naturaleza. San Pedro de Colalao presenta todo lo que un lugar turístico que se precie de tal debe ofrecer. Pero hay algo que lo hace especial. Se trata de la impresionante devoción que el pueblo le profesa a la Virgen de Lourdes desde hace más de 100 años y que llevó hace tres décadas a levantar la Gruta que se encuentra en la entrada. Es una réplica exacta de la que se construyó en Francia, en el lugar donde apareció la Virgen.
“Yo tengo 71 años. A los 8 hice la primera comunión y en ese momento ya existía una devoción muy grande, que se remonta a la llegada de un grupo de curas alrededor del 1900”, cuenta Laureano Víctor Chaile, uno de los responsables de que la Gruta esté ahí.
Fue un trabajo de todo el pueblo, capitaneado por el padre Marcelo Artiguebielle. Los devotos buscaban algo humilde porque el dinero no sobraba en las arcas, pero el cura los animó a soñar en grande y luego a cumplir el sueño.
“El terreno fue donado por dos hermanos ya mayores en ese momento. Era horrible. Hubo que trabajar mucho para limpiarlo. A los ladrillos los conseguimos yendo casa por casa. El padre ideó un sistema por el cual la gente ponía cuatro o cinco en la puerta de su casa y nosotros los buscábamos. Para juntar dinero hicimos rifas y también bailes, pero ‘bajo poncho’, porque al padre no le gustaba”, añade con una sonrisa Chaile. Finalmente, en 1982 se inauguró la Gruta, que cuenta con una bella imagen de la Virgen y una roca, ambos provenientes del lugar de las apariciones.
La representación
Un clásico del verano colaleño es la escenificación gigante de la aparición de la Virgen a Bernardita en 1858, en un basural. Se realiza en la explanada de la Gruta, cuenta con cerca de 300 actores no profesionales y con unos 30.000 espectadores, según calculan los organizadores. Los que quieran verla podrán hacerlo el 13 de febrero.
“Cuando escribí la obra de San Pedro para que la realicen unos niños, el padre Marcelo me pidió que hiciera lo mismo con la historia de las apariciones. El problema era que toda la bibliografía que él tenía estaba en francés. Por esos años se acercaron a la comunidad el matrimonio de Silvia Elías (sí, la senadora), y Luis Pérez. Finalmente Silvia escribió la obra, que comenzó a presentarse de forma casera en el colegio Sagrado Corazón, y luego se la trajo a San Pedro”, explica Inés Jurado, otra de las misioneras que forma parte del grupo que levantó la Gruta.
“Lo que pasa en febrero es muy especial. Viene gente de todo el país y da testimonios de milagros”, prosigue Jurado.
La historia
Cuentan los devotos de San Pedro que Bernardita formaba parte de una familia muy pobre. El padre, injustamente acusado de robo, no encontraba un trabajo para darle una mejor condición de vida a su familia, expuesta al frío y al hambre.
La mala alimentación repercutió en la frágil salud de Bernardita, quien debía ayudar junto a sus hermanos en la recolección de leña. Como si fuera poco su calvario, era discriminada por no saber leer ni escribir. Por este motivo, no poder entender lo que decían los libros de catequesis, a sus 14 años no había hecho su primera comunión.
Sin embargo, la niña era muy devota y aceptó lo que le dijo la Virgen en una de sus apariciones: “no te prometo hacerte feliz en este mundo, pero si en el otro”.
Añaden los misioneros que las apariciones se dieron en un basural. En el primer encuentro, el 11 de febrero de 1858, la Virgen rezó el rosario con la joven.
Fueron 18 veces las que la Virgen se le apareció a Bernardita. Le enseñó oraciones, se presentó como la Inmaculada Concepción y pidió “penitencia”.
Los principales mensajes fueron que “tenemos un padre misericordioso”, y que “ella intercede ante Él por nosotros”.