Podríamos anunciarlo como el Mercado Libre del transporte de pasajeros: hay un cliente, un vendedor (en este caso un conductor) y una plataforma electrónica para sostener las transacciones entre dos privados. No hay Estado, no hay Secretaría de Comercio, nadie le pide permiso a una oficina de Transporte: se trata de un arreglo entre dos particulares que se estrechan la mano en la nebulosa de internet, utilizando una aplicación para teléfonos celulares.
Así funciona Uber, un servicio de transporte paralelo al de los taxis tradicionales que funciona en las principales ciudades del mundo. Promete mejorar la calidad de los viajes y abaratar los costos a la mitad, pero al mismo tiempo exaspera a los taxistas formales que cumplen con todas las normativas de cada lugar para prestar el servicio de autos de alquiler. Ahora la empresa multinacional, cuyo valor se estima en U$S 70.000 millones (superando a colosos como General Motors, Ford y Honda), acaba de hacer pie en Buenos Aires. Está convocando a conductores que quieran prestar el servicio y habilitó la descarga de la aplicación en todas las plataformas móviles, algo que hasta el sábado no se podía hacer.
Nació pequeño
Uber nació como un pequeño emprendimiento hace siete años y ahora está en más de 400 ciudades, en 64 países de cinco continentes. En Sudamérica está en México, Brasil, Chile, Colombia, Perú, Costa Rica, República Dominicana, Panamá, Uruguay y ahora en Argentina, según la información oficial de la compañía. En un principio las operaciones se quedarán en Buenos Aires, pero la empresa ya anunció sus intenciones de expandirse a otras ciudades. Si los taxista la dejan, claro (ver aparte).
“No tenemos fecha de inicio de operaciones, primero queremos entender el interés y la disponibilidad de los argentinos que están buscando nuevas oportunidades económicas con la autonomía y flexibilidad que brinda la empresa alrededor del mundo”, admitió Soledad Lago Rodríguez, gerente de Comunicación de Uber para el Cono Sur, en una nota publicada en Infobae. Además de los beneficios para los clientes, la empresa trata de tentar al mercado imponiéndose como una oportunidad de trabajo: cualquier persona con un auto y tiempo libre es un potencial conductor Uber.
En nuestro país, el servicio comenzaría sólo con UberX, modalidad de persona a persona, “similar a que un amigo te lleve en su auto”, dice la compañía. Se diferencia de UberBlack, un servicio ejecutivo premium que funciona sólo en algunos países. Además, existen otros programas que vuelven el servicio muy amigable con la ciudad. UberPool, por ejemplo, es una modalidad en la que los pasajeros con ubiaciones y destinos similares pueden compartir autos, lo que permite reducir el precio del viaje, volver más eficiente el tránsito vehicular, disminuir el consumo de combustible y la contaminación.
Éxito en algunas ciudades, escándalo en otras, el nuevo servicio ha venido a cambiar las formas de contratar un servicio de transporte en las principales urbes. Y los gobiernos, como casi siempre frente a la tecnología, son tomados por sorpresa, pero obligados a considerar las nuevas modalidades a fuerza del éxito que reportan.
Puntos clave
- Para usar Uber el usuario descarga la app gratuita en su teléfono celular y se registra con sus datos y con una tarjeta de crédito (imprescindible).
- El usuario puede ver, a través del GPS, dónde está el vehículo, quién es el conductor, qué auto tiene y las calificaciones que le pusieron otros usuarios.
- El precio del viaje se fija de antemano cuando el pasajero indica dónde está y hacia dónde va. El servicio se paga con la tarjeta de crédito registrada.
- El sistema registra la información del servicio: pasajero, conductor, origen y destino. Los datos pueden ser compartidos en tiempo real.
- El conductor pasa por una verificación de antecedentes para ser activado. El pago de servicios se deposita semanalmente en su cuenta bancaria.