29 Marzo 2016
En al menos seis ciudades del mundo Uber ha desencadenado una violenta resistencia por parte de los taxistas tradicionales. Protestas, boicots masivos, huevos estallados en los vidrios de los autos Uber y hasta enfrentamientos fue el saldo en Londres, París, Guadalajara, Montevideo, San Pablo y Barcelona, aunque en la mayoría de los casos los gobiernos o la Justicia autorizaron el uso de la aplicación. En Argentina no parece que vaya a ser de otra manera: todavía no funciona, pero Uber ya alzó a los taxistas de Buenos Aires que aseguran que en esa ciudad no permitirán el nuevo sistema.
En Tucumán, aunque todavía parece un destino lejano para Uber, Victor Mascaró, titular del Sistema Único de Transporte Público de Pasajeros en Automóvil (Sutrappa), opina que permitir el funcionamiento de la aplicación sería “un retroceso”. “Hemos avanzado en la regularización administrativa del servicio de taxis y hoy podemos estar seguros de quiénes tienen las licencias y quiénes están autorizados a conducir estos vehículos. Volver a abrir el sistema sería un retroceso”, señaló, aunque admitió que es imposible detener el avance de la tecnología.
En concordancia, Carlos Pizarro, titular del Sindicato de Peones de Taxis, opinó: “el taxi es un transporte público regulado y controlado por el Estado. En cambio esta nueva forma de contactar es un fraude a nuestra actividad, es insegura, carece de regulación y de controles”.
En Tucumán, aunque todavía parece un destino lejano para Uber, Victor Mascaró, titular del Sistema Único de Transporte Público de Pasajeros en Automóvil (Sutrappa), opina que permitir el funcionamiento de la aplicación sería “un retroceso”. “Hemos avanzado en la regularización administrativa del servicio de taxis y hoy podemos estar seguros de quiénes tienen las licencias y quiénes están autorizados a conducir estos vehículos. Volver a abrir el sistema sería un retroceso”, señaló, aunque admitió que es imposible detener el avance de la tecnología.
En concordancia, Carlos Pizarro, titular del Sindicato de Peones de Taxis, opinó: “el taxi es un transporte público regulado y controlado por el Estado. En cambio esta nueva forma de contactar es un fraude a nuestra actividad, es insegura, carece de regulación y de controles”.
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