Abrazos, saludos y sonrisas. Música, baile y más baile. Satisfacción y el cumplimiento. Todo esto se notaba en cada rostro, en cada gesto de los organizadores del Congreso Eucarístico Nacional (CEN). Inclusive, en el día de cierre del encuentro, las autoridades de la Iglesia se animaron a plantear un desafío para la posteridad. “Tenemos que preparar el tercer centenario. Hay que ponerse las pilas”, subrayó Alfredo Zecca mientras descendía del imponente escenario construido en el hipódromo. El Arzobispo de Tucumán se sumó así al mensaje de anhelo que había dado minutos antes el enviado del Papa.
“Siento una gran alegría, porque hemos podido juntarnos, rezar y alabar a Jesús Eucaristía, y así fortalecer los vínculos que nos harán cada día más hermanos”, añadió Zecca.
Ni bien los obispos y arzobispos del país se perdieron entre la multitud, los organizadores y colaboradores explotaron de regocijo y se abrazaron arriba del escenario principal. Intercambiaron felicitaciones y liberaron todo lo que habían contenido durante las anteriores tres jornadas.
“El Congreso superó nuestras expectativas. La hospitalidad del tucumano fue mayor de lo que proveímos. La hospitalidad fue mucho más alentadora que el resultado del encuentro”, dijo el sacerdote Enzo Romano, quien se dedicó durante dos años y cuatro meses a los preparativos de la reunión cristiana.
Ninguno se fue del Hipódromo ayer sin bailar. Quien haya estado allí se dejó llevar por esa voz clara que se mezcló con la música cristiana. Rafael Navarro fue el guía de la Ciudad Eucarística, el extenso predio que albergó a los congresistas durante varios días. Su voz distintiva y alegre marcó el camino a las delegaciones provinciales, tanto al arribar al lugar como a la hora de la desconcentración. “Todos los tucumanos animamos a este Congreso (…) Esto marcará un antes y un después en una Argentina que tanto necesita de la oración”, enfatizó.
“Cada congresista dejó a su familia, por eso nuestra responsabilidad fue cubrir esa nostalgia. También hay que resaltar la disponibilidad de nuestro pueblo. Tucumán ha abierto su puerta desde la llegada el domingo de la imagen del Señor de Mailín. Ha sido una muestra de amor y fe. El padre Obispo nos pedía que recemos por el buen tiempo. Y lo hemos hecho…”, remarcó el párroco de Nuestra Señora del Rosario, del departamento de Burruyacu.
La fiesta siguió en el centro hípico. Los congresistas siguieron bailando y cantando hasta el último minuto, hasta subir a los colectivos.
“Estoy muy emocionado por la fe de la gente”, dijo el padre Marcelo Barrionuevo.
El CEN posibilitó en los cuatro días de actividades que miles de tucumanos se aproximen a las imágenes más adoradas del norte argentino: la Virgen de la Merced; la Virgen y el Señor del Milagro de Salta; y la Virgen del Valle de Catamarca, además del Señor del Mailín de Santiago del Estero.