Ismael canta todos los días canciones de famosos trovadores. Hay algo en su voz que lo hace más atrapante: aprovecha el eco que le brinda un enorme edificio abandonado en Congreso primera cuadra para ganar potencia y otros colores en su voz. Pero lo agradable que puede ser escucharlo se disipa cuando se mira y se huele a su alrededor: arriba del cantante callejero hay carcasas de acondicionadores de aire podridas y herrumbradas, que obligan a preguntarse si alguna puede caer. A unos metros hay mal olor por los desechos de las palomas. Más allá, en la esquina de Congreso y 24 de Septiembre, hay que tener suerte para no sentir un tufo nauseabundo que surge de un imbornal. Así está el denominado Paseo Independencia, donde se calcula que por día pasan unas 6.000 personas, y que es como una puerta de entrada para nuestro principal recorrido turístico que concluye en el Museo de la Casa Histórica de la Independencia. Hoy faltan 14 días para celebrar el Bicentenario.
Pablo Domínguez resalta que los comerciantes de la zona, entre los que se incluye, han hecho su parte para mejorar el lugar: hace unos meses arreglaron y pintaron los frentes, y dice que el bar que dirige ha gastado unos $ 20.000. Entonces, se pregunta: ¿no van a hacer nada más el municipio o el Estado? “En esta peatonal, en verano te incendiás y en invierno te morís de frío. No entiendo por qué cuando la plantearon no decidieron poner árboles o una pérgola. Esto es como un parque de cemento, gris”, lamenta Domínguez. Y a simple vista tiene razón: hay media decena de árboles en toda la cuadra, unos cuantos macetones y tres bancos de madera.
Por otra parte, hace hincapié en la inseguridad, que él la ha sufrido personalmente: “el año pasado salió publicada una nota en LA GACETA cuando nos asaltaron y rompieron la vidriera. Acá roban seguido y eso se ve por las billeteras vacías o carcasas de celulares que se descubren en los macetones de la peatonal”.
Un comerciante que pidió no ser identificado por miedo a represalias (“otras veces que di mi nombre me han hecho mucho daño”) aseguró que en esa cuadra hay constantes robos. “Estamos mostrando -opinó- una imagen nefasta de Tucumán. Hay muchos mendigos, pungas y ladrones trabajando permanentemente dentro y fuera de la Catedral. También se han instalado vendedores ambulantes disfrazados de artesanos. La Municipalidad capitalina debería cuidar que ellos no estén ahí y también debería participar la Policía. No hay la debida vigilancia ni el debido cuidado”. Agregó que se pierde brillo con la suciedad (“no se limpia lo suficiente”) y que deberían instalar una pérgola para otorgarle más verde a la zona.
Vieja Polémica
No es nada nuevo. Del imbornal que está ubicado en 24 de Septiembre y Congreso emana una pestilencia desde hace tiempo. El 13 de julio de 2006 LA GACETA publicó una nota sobre las quejas de vecinos, comerciantes y turistas por el mal olor que salía del desagüe pluvial. Ahora, Antonio Puig, vecino de la zona, resalta que desde entonces nunca se arregló el problema. Él vive -confiesa- con las ventanas cerradas en verano, cuando el olor se hace ya insoportable.
Luis Lobo Chaklián, subsecretario de Planificación Urbana de la Municipalidad capitalina, como en la nota de 2006, vuelve a echarle la culpa a la Sociedad Aguas del Tucumán (SAT) por los malos olores de Congreso y 24 de Septiembre: “se descargan cloacas en ese desagüe pluvial, yo lo he visto personalmente. Y el olor se siente más cuando no hay agua, cuando no llueve. Nosotros colocamos una especie de protección de la bomba para que no suban los olores, pero no pudimos eliminarlos totalmente”.
Por su parte, voceros de la SAT informaron que se realizaron trabajos de diagnóstico en el lugar y que se detectaron fisuras en la cámara de la boca de registro de 24 de Septiembre y Congreso. “Estos daños frecuentemente se producen en el sistema cloacal cuando está interferido por el sistema pluvial. Dada la proximidad de todas las actividades culturales, religiosas y turísticas que la zona recibiría se decidió postergar los trabajos, los cuales serán realizados en los próximos días”, confirmó la SAT mediante un comunicado de prensa.
Fuera de esta polémica, el funcionario municipal aseguró que todavía se tienen que hacer varias intervenciones en la primera cuadra de Congreso: “queremos darle más color, más vida. También hay que aggiornar la iluminación. Faltan toques de buen gusto aún. Esperamos llegar a tiempo”.
Adoquinado, iluminación y peatonalización en Congreso primera cuadra
A principios de 2005 el paisaje de Congreso primera cuadra era bastante diferente al de ahora: las veredas medían 1,20 metro y todavía circulaban los vehículos por la calle. Ese año se hizo una gran obra de desagüe. Mientras que en 2007 se nivelaron las veredas y se instaló un adoquinado (en ese entonces se calculaba que pusieron unas 54.000 piedras). Fue en este año que ese tramo se convirtió en peatonal.