“Queremos que los productores conozcan un análisis de costos, margen bruto y rendimientos de indiferencia de los cultivos de soja, maíz y de la rotación soja/maíz, abarcando los últimos 16 años”, dijo Daniela Pérez, jefa de la Sección Economía, al referirse al tema durante el desarrollo del Taller de Variedades de Soja que organizó la Eeaoc.

El objetivo fue concientizar sobre el manejo por ambiente y que desde allí se generen la rentabilidad y la sustentabilidad del sistema, remarcó durante su exposición la técnica. Observando la campaña 2015/16 se destacó que, “a diferencia de todo el período en análisis, fue la primera en la que el maíz tuvo un resultado económico muy superior a la soja. Poniendo foco en la oleaginosa, el margen bruto de soja en Tucumán fue positivo en la mayoría de las situaciones en las que la producción se hizo en tierra propia, en especial cuando la comercialización del grano ocurrió desde mayo”.

“En el caso de producir en lotes arrendados, los márgenes fueron más reducidos y en la medida que los problemas sanitarios fueron mayores, también lo fue la probabilidad de tener márgenes brutos negativos”, remarcó Pérez.

Propio o arriendo

Los costos de barbecho a cosecha estuvieron entre U$S 240/ha y U$S 411/ha, lo que determinó que, para un precio de U$S 228/t, promedio, de marzo-abril de 2016, el rendimiento de indiferencia estuviera entre 1,7 t/ha y 2,6 t/ha, según el manejo realizado y para la producción en tierra propia.

Mientras que, para estos mismos costos de manejo, pero para la producción en tierras arrendada, el rango se ubicó entre 2,3 t/ha y 3,2 t/ha.

Considerando un precio de U$S 283/t, promedio, de mayo-junio, el rinde de indiferencia en tierra propia osciló entre 1,3 t/ha y 2 t/ha, y para la producción en arriendo lo hizo entre 1,8 t/ha y 2,5 t/ha.

De acuerdo con los resultados de la encuesta que realiza la Sección, durante la campaña 2015/16 continuó el incremento de la superficie implantada con soja con tecnología Intacta RR2 PRO.

Las plagas insectiles estuvieron presentes, pero con menor intensidad que en el ciclo anterior, a diferencia de las ‘enfermedades de fin de ciclo’ que tuvieron una mayor presencia, por lo que fue más frecuente la aplicación de mezclas de fungicidas (estrobilurina más triazol). También hubo un incremento en el uso de mezclas de herbicidas pre-emergentes en los barbechos y se fertilizaron con fósforo menos del 25% de los lotes sembrados.

El fin de las trabas al comercio y la disminución de la presión impositiva al maíz y al trigo, la inesperada tonificación del precio de la soja, y rindes más acordes con los promedios zonales en años climáticos favorables, son variables del ciclo 2015/16 que muestran una interesante mejora con respecto a la campaña anterior.

Sin embargo, los altos costos de producción y transporte implican para Tucumán y el noroeste argentino un desafío mayor al de otras zonas del país, y nos llevan a encontrar la mayor eficiencia en el uso de los recursos.