Los accidentes viales llevan a menudo dolor a las familias, dan trabajo a clínicas y hospitales y son un motivo constante de gran preocupación. Según la estadística de la asociación civil “Luchemos por la vida”, el año pasado se registraron en todo el país 7.424 muertos, un promedio diario de 21 víctimas y mensual de 622. En Tucumán, se contabilizaron 341 decesos en calles y rutas. En un intento por hacer descender estas cifras, la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV) lanzó en Yerba Buena la segunda etapa del Plan de Concientización Vial para las rutas nacionales 9 y 34.
La iniciativa busca generar conciencia a través de un auto simulador de vuelcos, una carpa en la que se distribuye folletería y material didáctico, una muestra fotográfica y un tráiler transformado en aula virtual. A ello se suman otras actividades como juegos, trivias, talleres, promociones, charlas en escuelas y capacitaciones para el personal de tránsito. Un funcionario de ese organismo dijo que el Ministerio de Transporte impulsa un ambicioso plan de infraestructura, que incluye un nuevo diseño en autopistas y rutas para mejorar la seguridad, con una inversión estimada en $200.000 millones en cuatro años. “Vamos a construir la misma cantidad de autopistas que las que se hicieron en los últimos 65 años”, afirmó y agregó que la intención es dotar a los caminos de nueva infraestructura, modificar la legislación, educar e introducir innovaciones tecnológicas.
La directora regional de la ANSV dijo que se creará un Observatorio de Seguridad Vial, que les posibilitará conocer los lugares y las causas donde ocurran los siniestros y permitirá planificar campañas de prevención, capacitación, controles y obras de infraestructura.
La Argentina es uno de los países con mayor índice de mortalidad por accidentes de tránsito. Las pérdidas económicas superan los U$S10.000 millones anuales. La mayoría de estos se producen por imprudencia de los conductores, y en un escaso margen por mal estado de las calles y rutas. La exigua educación vial es una de las causas de los accidentes y ello se refleja en Tucumán, donde automovilistas y motociclistas violan constantemente las normas.
En consonancia con la propuesta de la ANSV, en julio de 2010, Tucumán lanzó una nueva licencia de conducir y la aplicación de un sistema de puntaje, denominado scoring, con la idea de combatir la arraigada transgresión y de hacer descender el índice de accidentes y de muertes. Para que el sistema funcionara todos los municipios debían estar adheridos, pero ello no ocurrió.
Mientras tanto, se sigue otorgando la licencia de conducir sin un curso exigente que incluya pruebas eliminatorias; a veces la renovación del carnet se puede realizar en media hora en tráilers que recorren los barrios o en un shopping, cuando los interesados deberían pasar por pruebas ya que si lo obtuvieron sin realizar un curso, probablemente muchos de ellos sean infractores.
Es positivo que la Nación desee construir autopistas, mejorar la red vial, efectuar campañas de concientización, pero mientras en Tucumán no se ataque la raíz del problema y no se endurezcan las normas para obtener el carnet, si no adhieren a las normas y al sistema todos los municipios, seguirá habiendo muertos viales. Esta realidad refleja la existencia de intereses creados importantes y una indiferencia de las autoridades por proteger la vida de los tucumanos.