BUENOS AIRES.- Un estudio realizado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), determinó que la Argentina está en condiciones de incorporar nada menos que 6,9 millones de hectáreas a la superficie bajo riego, con una inversión que alcanzaría los U$S 31.161 millones. La disponibilidad de agua y las condiciones ambientales del país son únicas en el mundo. El gran cuello de botella actual es la falta de conocimiento sobre las herramientas financieras disponibles y la ausencia de actores estatales y privados dedicados a la captación de fondos externos.

El informe fue bien recibido por el Ministerio de Agroindustria, que se apoyó en él para elaborar el Plan Nacional de Riego presentado en el reciente Congreso de Aapresid, en Rosario. Según los datos de la FAO, la superficie regada en la Argentina en la actualidad es de 2,1 millones de hectáreas, lo que representa apenas el 5% del área cultivada. En el continente americano, esa proporción es del 10%, y en el mundo, el área bajo riego es el 19% del área total cultivada.

Primera preocupación: la eficiencia del riego es del 30%, es decir que el otro 70% del agua se pierde en conducción y distribución. La FAO afirma que modernizando los sistemas de irrigación y haciendo las obras necesarias se podría mejorar esa eficiencia y con igual cantidad de agua se podrían regar 724.050 ha más.

Además, el organismo analizó la disponibilidad de agua y la superficie de suelos aptos de cada cuenca del país, y determinó que hay 27 cuencas con capacidad para el desarrollo de nuevas áreas bajo riego, que en total sumarían 1,56 millón de hectáreas. La cuenca del Río Negro, por ejemplo, es la de mayor potencial de crecimiento, con 431.588 ha. La cuenca Paraná-Uruguay, por su parte, podría sumar 215.780 ha bajo riego.

Respecto al riego complementario, es decir, aquel que no es estrictamente necesario para la producción pero que ayuda a estabilizar y potenciar rendimientos y reducir los costos/tonelada, la FAO puso la lupa sobre las áreas con producción en secano de las provincias de Formosa, Misiones, Corrientes, Entre Ríos, Santa Fe, Santiago del Estero y Córdoba. El análisis arrojó que, en esa macrorregión, la superficie bajo riego con fuentes superficiales o subterráneas se puede ampliar en 4,73 millones de ha. “Los beneficios de sumar esa superficie serían muchos. A nivel social, el riego genera arraigo en la población rural, y a nivel económico hay que sumar los U$S 31.161 millones de inversiones que podría captar la Argentina a los mayores ingresos que generará una mayor producción agroindustrial”, afirma el ingeniero especialista en riego Andrés Butta, fundador de la empresa Pampa Riego.