De 1925 es “La Acción”, fundado por Andrés C. Aparicio, que respondía “a las tendencias del Partido Liberal”, bajo la dirección de Fernando Rojas Rueda. En 1927 apareció “La Flecha”, como “diario independiente de la mañana”, de tono sensacionalista. Lo dirigía Ramón E. Molina y se editó hasta comienzo de los años cuarenta. La Legislatura sancionó a Molina con un arresto en 1940, que detuvo un oportuno recurso de “habeas corpus”. Hacia la misma época, aparecía “La Acción”.
Las revistas seguían, tan abundantes como efímeras: “La Novela del Norte” (1920), que publicaba textos de literatos de la región; “La Revista de Educación” (1920), la “Revista de los Estudiantes de la Universidad de Tucumán” (1920); “Tucumán Actual” y “Tucumán Hermoso. Sus artistas. Sus poetas. Sus mujeres”, todas de 1921 y dirigidas por Abelardo Bazzini Barros. Otras nacidas el mismo año, fueron el quincenario “Tucumán”, y “Sol y Nieve”, una “ilustración mensual regional”, conducida por el pintor peruano Teófilo Castillo, cuidada publicación y primera que apareció con tricromías. La interrumpió la muerte de su prestigioso director.
“Carcaj” y “Cumbre”
“Nuevos Rumbos”, también del incansable Bazzini Barros, se editó en 1923. “La Cumbre” apareció en 1925, como “revista regional ilustrada”, y la fundó Marcos H. Ayala. En su segundo año de vida, se declaraba “órgano impersonal e independiente”, y varias de sus entregas incluyeron material de alta calidad. En 1928 se lanzó “El Carcaj”, revista del “Grupo Tucumán”, que integraban el luego afamado jurista Carlos Cossio, con Roberto Murga, José Luis Torres, Arturo Ponsati Córdoba y unos pocos más. Tenía artículos muy sustanciosos y originales.
Ese año 1928, en noviembre, la radio se incorporó al periodismo. Salió al aire la primera emisora, “Tucumán Broadcasting”, que posteriormente tomaría la denominación de “LV7 Radio Tucumán”. La fundaron Avelino Muñoz Aldao y Alberto González Acha.
En el siguiente decenio, se publicaron “Las Provincias del Norte”, revista también de Bazzini Barros, que aparecería durante once años (1931); “La Tarde”, periódico (1933); “La Defensa”, semanario político dirigido por R.D. Villagrán (1934); “La Voz del Estudiante”, órgano de la Federación Universitaria de Tucumán (1934); “Brújula”, semanario, de Carlos Márquez Valladares (1934); “Atalaya”, de E. Bustos Avellaneda (1935); “Juventud”, revista quincenal de Nicolás Di Lella (1936).
Revistas y LV12
Durante este último año apareció “Tucumán”, una “revista moderna para todo el país”, dirigida por el citado Márquez Valladares: tuvo tres épocas y se editó –con diversos formatos “in minuendo”- hasta promediar los años sesenta.
Merece especial mención, en 1937, “Ideas”, la “revista quincenal de educación” dirigida por el doctor Francisco E. Padilla, con importantes artículos, que se editó durante un lustro. Luego aparecieron “La Reforma”, como “vocero de la Unión Cívica Radical”, dirigido por el diputado nacional Francisco López García (1939). En el interior, por esos años, Simoca editaba “El Noticiero”.
Una nueva radio empezó a transmitir el 15 de noviembre de 1937: “LV12 Radio Aconquija”, que en 1947 mudaría su nombre por “Radio Independencia de Tucumán”. La fundaron Enrique García Hamilton y Juan Carlos Guyot. Sería posteriormente expropiada por el Gobierno y volvió a manos privadas recién en 1983, tras una licitación. En 1939, apareció el periódico “El Municipio”.
Periodismo moderno
Ese mismo año, Alfredo Coviello, co-director de LA GACETA y cabeza del Grupo “Septentrión” de la Sociedad Sarmiento, daría a luz una publicación memorable: “Sustancia”, revista “de cultura superior”. Los 17 números que alcanzó a publicar Coviello hasta su prematura muerte en 1944, dieron a la revista una desusada dimensión. Los valiosos artículos firmados por prestigiosos hombres de la cultura, del país y del extranjero, son hasta hoy consultados y citados por los estudiosos.
A lo largo de las primeras tres décadas de el periodismo tucumano del siglo XX, se producen visibles novedades. No sólo el oficio se profesionaliza y va quedando atrás la prensa de los partidos. Adquieren gran importancia las agencias de publicidad y los avisos; se modernizan los procedimientos gráficos; crecen las agencias noticiosas. En fin, empiezan a sentarse las bases de ese periodismo “moderno, masivo y comercial”, característico de la vigésima centuria. El público quiere noticias que vayan más allá de la política: aspira a que se le informe de todo lo que es la vida, en su máxima amplitud.
Problema del papel
En ese periodismo, se hacen imprescindibles las fotografías; los generosos espacios dedicados al cine, a la radio, al deporte, además de las tiras de historietas. Se modifica sustancialmente el titulaje, que adquiere mucho mayor tamaño y despliegue.
Lo primero que queda planteado a los diarios, al concluir la década de 1930, es la necesidad de atrapar a su lector dándole el máximo de información posible sobre el terreno que le interese. Aunque en Tucumán –a diferencia de Buenos Aires- la competencia de las revistas locales no es importante, llegan puntualmente y tienen recepción masiva las editadas en Buenos Aires. Esa influencia hace que, de todos modos, los diarios incorporen nuevas y nutridas secciones a su rutina.
En la década de 1940, se detiene la abundancia de publicaciones periódicas tucumanas que había caracterizado las dos anteriores. Una razón fundamental es el problema del papel: en 1939 había empezado la Segunda Guerra Mundial, y la materia prima del periodismo se veía afectada porque la celulosa entraba en la fabricación de explosivos.
Mantiene firme su reinado LA GACETA, mientras se hace visible la declinación de “El Orden”.
“La Unión”
En 1941, la Curia Diocesana lanza “La Semana Católica”, revista que aparecerá regularmente durante varios años.
Es el mismo año en que aparecen los periódicos “La Defensa” y “La Pulga”: este último es humorístico, y se define como “diario de la mañana, de la tarde y de la noche y de todos los días del mes”. Suena a seudónimo el nombre de su directora: Agripina Corina Pierina de Schina…
En 1942 ve la luz “Norte Argentino. Revista de orientación tradicional”. La fundó y la dirigió Juan B. Terán (h) y publicará por lo menos un número por año hasta 1967. Tiene entre sus valores la edición de buena parte del diario personal de Terán padre, el fundador de la Universidad, y las ilustraciones a pluma de Guillermo Buitrago.
Data de mayo de 1942 un nacimiento ambicioso, el de “La Unión”, debajo de cuyo logotipo se leía “El diario que moviliza la opinión del Norte Argentino”. Impreso en talleres propios, lo dirigía el médico Julio Prebisch, dos veces rector de la Universidad. Entre sus periodistas estaban Julio Ardiles Gray, Raúl Galán y Alberto Rudni. Su estilo chocará con la política que en materia de prensa tenían las autoridades surgidas del golpe militar de 1943, y terminará clausurado, a fines de 1944. Ese año aparece una revista mensual de breve vida, “Nuevos Horizontes”, dirigida por Bernardo de Alba.
Censura y cadena
La llegada del peronismo al poder (1946), tendrá graves repercusiones en la prensa. El gobierno quiere unificar la información bajo las pautas del partido oficial. Se crea la Secretaría de Prensa y Difusión, aparecen las “oficinas de prensa” que distribuyen comunicados, y finalmente el Estado forma su propia cadena –el ente ALEA- de publicaciones que pasan a su órbita por compra o expropiación.
Unos 70 diarios del país resultan victimas de esta medida: los casos más sonados fueron “La Prensa”, de Buenos Aires; “La Nueva Provincia”, de Bahía Blanca y “El Intransigente”, de Salta. Esto además de crearse una Comisión Bicameral encargada de poner en vereda al periodismo independiente. Por cierto que el manejo del papel –que pasa a manos del Estado- es clave. Se le suministra generosamente a la cadena oficial y por cuentagotas a las otras publicaciones, que se ven forzadas así a achicar su tipografía y reducir el número de páginas. Algunas, prudentemente, eliminan la columna editorial.
“Trópico”
Corre 1947 cuando aparece el diario “Trópico”, editado por Universidad Nacional de Tucumán. La casa había creado, bajo el rectorado del doctor Horacio Descole, un Instituto de Periodismo, de cual dependía una Escuela de Periodismo. El diario –órgano de la escuela- salió a la calle dirigido por Horacio Félix Lagos, con Guido Parpagnoli como subdirector y Darío de Prada Salgado al frente de la redacción. La nueva publicación –que se ufanaba de ser “el primer periódico universitario de la Argentina”- debió afrontar una serie de inconvenientes, empezando por el muy grave de la provisión de papel. A este se sumaron desinteligencias, tanto entre los conductores del diario y la conducción universitaria, como con el partido gobernante, al que “Trópico” apoyaba.
Otra radio
Los estudiosos Víctor J. Acevedo y María Lucrecia Johanssen han indagado cuidadosamente las peripecias de este diario, que dejó de aparecer el 17 de abril de 1950. Dos años más tarde, cesó el Instituto de Periodismo, y en diciembre de 1953 se suprimió la licenciatura en la especialidad, donde no hubo graduados.
En noviembre de 1948, apareció otra radio. Inició sus transmisiones “LW83 Radio Congreso”, luego conocida como “Radio Splendid”. Integraba la red de emisoras “Splendid”, una de las tres cadenas más importantes del país. Estaría en el aire a lo largo de más de tres décadas, hasta julio de 1979.
También en 1948 apareció otro efímero periódico, “Pregón”, que se declaraba “escrito por obreros para obreros”. Los estudiantes del flamante Gymnasium de la Universidad Nacional de Tucumán, editaban “Gymnas”.