A la vuelta de 34 años de democracia, el balance arroja 17 elecciones de diputados ininterrumpidas (el Congreso se renueva parcialmente cada dos años) y una abrumadora victoria del justicialismo (en sus diferentes expresiones) en las urnas. En Tucumán, el peronismo doblega al radicalismo en el historial: obtuvo 44 bancas, frente a 21 de la Unión Cívica Radical. En tercer lugar aparece Fuerza Republicana, con 11 escaños logrados.
Hay elementos llamativos en los comicios de diputados desde el retorno de la democracia, como el incremento de la cantidad de electores: el padrón de votantes se duplicó desde 1983. Ese año, había unos 612.000 tucumanos en condiciones de sufragar; mañana, en tanto, hay poco más de 1,2 millón de electores en el padrón. Otro elemento de la participación de la ciudadanía en las urnas que se destaca: el piso de votantes se dio en 2003, luego de la feroz crisis económica de 2001 y del “que se vayan todos”. Esa vez, acudió a votar el 51,1% de los comprovincianos empadronados.
Hubo, en estos años, también una escasa presencia de mujeres electas en las listas: 11, frente a 65 hombres. De hecho, durante los 80 y hasta promediar los 90 no hubo diputadas electas por Tucumán: en 1993 se dio la primera tanda a partir de la vigencia de la Ley de Cupo Femenino.
El bipartidismo histórico se rompió en algunas ocasiones por caídas del radicalismo. En rigor, hubo cinco elecciones en las que la UCR no logró sentar a ningún representante en la Cámara Baja: 1989, 1991, 2001, 2003 y 2005.